Desde el más reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya –el 13 de julio de 2023– en que se resolvieron los diferendos limítrofes entre Colombia y Nicaragua en todos sus diversos escenarios, se viene hablando de la iniciación de diálogos directos entre representantes de ambos países.
Este tema, recomendado con énfasis por CIJ y, en mayor o menor medida, aceptado e incluso anhelado por interlocutores de ambas orillas, se ha venido tratando quizás no con la celeridad esperada. Por tal motivo EL ISLEÑO consultó a la Vicecanciller, oriunda de Providencia, Elizabeth Taylor Jay. Esto fue lo que dijo.
Viceministra, hace unos meses se conoció un comunicado de la Cancillería anunciando el inicio del diálogo con Nicaragua de cara a la implementación de los fallos de la Corte Internacional de Justicia, ¿En qué va ese proceso?
Efectivamente, tal y como lo había anunciado el señor Canciller, se realizó una primera aproximación con el delegado del gobierno de Nicaragua ante la Corte Internacional de Justicia, el embajador Carlos Arguello, para explorar la posibilidad de iniciar un diálogo que permita a ambas partes revisar el estado actual de implementación de los fallos de la Corte de La Haya de 2012, 2022 y 2023 y las dificultades de diversa índole que se han presentado al respecto.
A ambos gobiernos nos mueve un interés compartido en superar la etapa litigiosa de nuestra relación bilateral y pasar a una etapa de cooperación y colaboración mutuas, de nuestra parte, siempre con el ánimo de promover la garantía efectiva de los derechos de las comunidades raizales y el bienestar de todos los habitantes del archipiélago.
Se había puesto como fecha tentativa para ese primer encuentro exploratorio el 29 de enero, pero por mutuo acuerdo fue necesario postergarlo. Consideramos importante ese primer encuentro y esperamos se logre próximamente.
Pero entonces, ¿esa reunión anunciada no daba inicio a una negociación?
Es muy importante aclararle a la comunidad isleña que no ha iniciado formalmente ninguna negociación. Lo que se ha logrado es una primera aproximación para reunirnos a revisar de qué manera se puede entablar un diálogo, cómo se desarrollaría y qué puntos serían objeto de conversación.
Pero, reitero, no ha iniciado una negociación y el espacio inicialmente anunciado para el 29 de enero y que estamos pendientes de reprogramar, era un primer encuentro para establecer, en términos generales, un procedimiento y unos pasos a seguir.
Lo que tenemos hasta el momento es la manifestación de voluntad y disposición para establecer un diálogo directo que creemos que es necesario y que reclaman mayoritariamente las comunidades.
¿En esos diálogos que se espera que inicien, tendrá participación el pueblo raizal?
Por supuesto. La instrucción del Señor Canciller ha sido clara en ese sentido. Si se llega a avanzar en cualquier tipo de diálogo, en la mecánica que se defina para el mismo participarán miembros de la comunidad raizal. No puedo dejar de resaltar que, por primera vez en la historia, la Cancillería cuenta con participación raizal en sus más altos niveles.
Como viceministra de asuntos multilaterales, además de las funciones inherentes a mi cargo, tengo el mandato de representar a mi comunidad y, por lo tanto, está siempre presente en la perspectiva con la que abordo todos los temas y concurro o coordino la participación nacional ante las instancias multilaterales en materia de asuntos políticos multilaterales; asuntos económicos, sociales y ambientales; derechos humanos; asuntos culturales; mecanismos de concertación e integración regionales y cooperación internacional.
Pero, además de mi participación directa en cualquier proceso de diálogo que se adelante, quiero dejar en claro que también se contará con la participación de la comunidad raizal a través de sus delegados, que deben surgir a su vez de un proceso participativo y deliberativo para que cuenten con la legitimidad y respaldo necesarios por parte de la comunidad.
