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elisleño.com - El diario de San Andrés y Providencia.

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kentLos providencianos quisieran sentirse colombianos, y no sentir que los echan a ‘sombrerazos’, a ‘codazos’ de esta casa, como ocurre con los sanandresanos. Y es que la historia reciente, y las repetidas ‘políticas públicas’ indican mucho placer en tener los espacios terrestres de islas, cayos, bajos y bancos que denominan archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Ese mismo territorio que todavía no han incorporado al mapa nacional (artículo 9o. ley 10 de 1978), ni defendieron eficientemente las zonas de explotación económica exclusiva que les correspondían (Sentencia del 19.11.12 de la CIJ). Pero antes si hubo interés en venderlo todo a los Estados Unidos.

Y antes, cercenaron el territorio de la llamada ‘Mosquitia colombiana’ cuando en 1894 fue tomada esa costa por Nicaragua, sin reacción correspondiente de parte de Colombia. Tal vez por la razón que muchos esgrimieron en la capital, de que en toda esa zona del Caribe nicaragüense, la parte terrestre más extensa del conjunto de territorios y maritorios raizales que sumaron a la geografía de la Gran Colombia con la adhesión de 1822, no encontraron ‘intereses nacionales’ que defender.

De esos episodios de la historia se rescata al general George Hudgson, nacido en San Andrés, quien con un pequeño grupo de patriotas se dedicaron a recuperar con armas el territorio ocupado, y a quienes claudicaron con la firma del tratado Esguerra/Barcenas, la gran entrega, por nada a cambio, de 1928. Y se tomaron también la vida del general.

Y sigue la historia marcada por desplantes y ausencia de reconocimiento de los raizales: la declaratoria de ‘tierra de misiones’ para remplazar el idioma y la religión de los originarios; la ley 52 de 1912 (artículo 14) que propuso sobrepoblar las islas con otros colombianos continentales; la ley 127 de 1959, (artículo 9) que nos convirtió en el ‘negocio de otros’, la más efectiva herramienta para el despojo de raizales de lo que preservaron por más de cuatro siglos: sus islas, su vida en paz y su cultura.

Y nos conquistaron...

Providencia y Santa Catalina, espejo de la resistencia contra lo acontecido en San Andrés, que fuera invadida y burdamente ocupada, comercializada, sobrepoblada, son ahora –por el huracán– víctimas de lo impredecible.

Están ante los resultados de ese fenómeno natural que podría ser superado, con consecuencias graves, por lo que se haga o se deja de hacer en este periodo de pos IOTA. Nunca han sido más vulnerables, ahora vencidos por el reclamo del cambio climático.

Pero también nunca antes con tan inmejorable oportunidad de renacer erguidos, suficientes, corregidos y sustentables. Pocas veces se puede ‘recomponer’ con el apoyo de muchos, con el cerebro universal, con los aportes de recursos voluntarios de países y de particulare, y del compromiso nacional.

Un rumbo, una dirección, una ruta corregida necesaria, que sea prioritario para Providencia y los providencianos sean protagonistas y beneficiados, que sea con armonía y equilibrio de hombre/naturaleza, donde prevalezca el ‘buen vivir’ como credo. Que lo que allí se haga sea atractivo para un turismo pertinente.

‘Despacio’ y racional para evitar más daños, que les permita avanzar sin retroceder ni lamentar equivocaciones. Pensando en lo colectivamente conveniente e integrando todas las capacidades al propósito de trascender sistemáticamente en el marco de la reserva mundial de la biosfera Seaflower ampliado a los países que la conforman y articulados con la región de dicho impacto ambiental. Así podría tener mayor sostenibilidad en un contexto multilateral donde los pueblos originarios de una y otra orilla sean autoridades en sus prerrogativas.

Reunamos fortalezas para que la recuperación de Providencia y Santa Catalina sea modelo de pluralidad sostenible. Para este propósito se debe empoderar a los propios en la conducción con asesoría múltiple y con los conocimientos aprovechables. Es mejor una dirección separada de la oficialidad, de los cargos públicos. Esta tarea trasciende el periodo de los gobernantes y debe tener continuidad.

 

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