Contrastes: ¿para dónde vamos?

Imprimir

JORGE.SANCHEZ.NUEVASi bien en el mundo encontramos gran variedad de contrastes, hay espacios donde no hay cabida para algunas tendencias de la sociedad. Me refiero al nudismo en lugares públicos. El reciente ‘show’ realizado en el Haines Cay por un grupo de visitantes que posaron como Adán, ciertamente deja mucho que pensar.

A plena luz del día en un lugar insigne de San Andrés, visitado por turistas y residentes por grandes y chicos, indudablemente no es apropiado para éstas actividades. Es de reconocer que hay escenarios autorizados donde el nudismo se realiza a plena luz del día, donde se conserva el respeto hacia los otros visitantes.

No obstante, se presentó el hecho, razón por la cual la Gobernación Departamental expidió el comunicado oficial que reza así: “Pedimos a todos nuestros visitantes hacer uso respetuoso y responsable de todos los atractivos turísticos. Les recordamos que los balnearios son para el disfrute no solo personal, sino también familiar.”

La verdad, no quedo satisfecho y estoy de acuerdo que "eso no es digno de un gobierno; el gobierno tiene ley y autoridad para hacer cumplir con las exigencias del buen vivir en sociedad. Da vergüenza escuchar cosas así”, según escribió en la red social un dignatario local.

Y es que no estamos en el colegio para reírnos de alguna travesura…

Hagamos un recuento: tres meses atrás el muy famoso acto sexual en una banca del ‘Path Way’, pocos días después un triángulo amoroso de tres entre hombres en el mismo lugar. Poco después el acto de desnudez en pleno parqueadero de la Gobernación a sesenta metros del Comando de Policía y a plena luz del día.

Comportamientos como realizar actos sexuales o de exhibicionismo que generan molestia, afectan la tranquilidad y rompen las relaciones respetuosas con el resto de las personas, no deben efectuarse, por lo menos no en estos lugares.

Ya bastante se ha tolerado con la permisividad del consumo de alcohol en espacios públicos y los dantescos espectáculos nocturnos en la peatonal donde, a pesar de tener dos instalaciones de baños públicos, la peladera de trasero en la playa es lo cotidiano.

No son cosa de risa, tampoco para un simple comunicado de prensa de parte de la primera autoridad de la Isla.

Seamos coherentes, es esto lo que deseamos del turismo, porque de seguir así Sodoma y Gomorra será un simple suspiro en la historia comparado con lo que se nos vendría encima. Sería pasar de ‘la Perla de Caribe’, que lo fuimos, a la ‘Perra del Caribe’, lugar preferido por la sociedad de los traseros rojos por insolación.

Y, de ser nuestro futuro pues tendríamos que hacer algunos cambios, por ejemplo: distinguir con pintura de colores fosforescentes las palmas que sirvan de orinal; denominar como ‘dudu place’ un área de playa para el sólido; elegir cuál sería el parque del bacanal; definir en qué fechas serían los festivales del ‘perreo a lo twerk’... Etcétera.

Eso sí, siempre y cuando los parlantes sean adecuados para conseguir llegar por encima de los 80 decibeles, como mínimo, sin distorsión del sonido. Y claro, inaugurar la Casa de la Cultura con las cinco más sonadas del género de la ‘champeta’ y la ‘narco-carrilera’…

¡Ooops! ¿Se me fue la mano? No lo creo, porque al ritmo de crecimiento en número de adeptos de estas tendencias, hasta cortos nos quedamos; las grandes revoluciones se han hecho por los seguidores de segunda fila. Se quiere ser #Tolerantes e #Incluyentes por lo tanto incluyamos a quienes #NoToleramos, de lo contrario la inclusión tendría una falencia: no ser incluyente.

Definamos, entonces, qué es lo que se quiere llegar a ser. ¿Un lugar para ‘ver gas o para ver gotas’? Porque si de vulgaridad se trata, aún falta mucho por conocer. Definamos nuestro rumbo. ¿Qué es lo que se espera de San Andrés? Pero, eso sí, hagámoslo bien hecho, porque a medias tintas es que no hemos llegado a nada.

--------------------

Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.