Era necesario que la sociedad isleña se decantara un poco para que surgiera una literatura propia; aunque la sociedad siga siempre en movimiento y la literatura también. Sin embargo el don de contar historias siempre ha sido inherente a las islas a través de las Anacys que se transmitían por tradición oral de generación en generación o de los relatos de viajes que traían los hombres de mar.