En 1970 se planteó la necesidad de promover un modelo armónico, justo y de largo plazo para el desarrollo de San Andrés, basado en el aprovechamiento de sus valores naturales y humanos; su autor (2) lo llamó la Isla de los Artistas. Trataba de oponerse a la tendencia a convertirla en una Isla de las Baratijas, resultante de proyectos coyunturales, interesados por las rápidas ganancias del Puerto Libre, sin visión de futuro.