Acusar de xenófobos a los diputados que se han detenido a mirar atrás, a repasar sobre sus raíces, a atender clamores de los que están en vía de extinción por el arrinconamiento y desplazamiento físico, por el acelerado remplazo de sus prácticas etno-culturales, de la destrucción de sus estructuras sociales, económicas, políticas y en la concepción de su universo, es en extremo incauto o perverso a más no poder.