El Triduo Pascual es una mina inacabable de tesoros divinos. De hecho, es el corazón del año litúrgico, ahí están las riquezas más grandes de Dios para nosotros. Desde el Jueves Santo en la última cena, el viernes santo en la pasión y muerte y el sábado santo con la Vigilia Pascual que se prolonga cincuenta días, se constituyen en una mina que entre más se saca, más se encuentra.