Concluimos hoy el recorrido espiritual que nos ha llevado a recordar, meditar y celebrar los misterios de nuestra salvación obrados por Jesucristo, nuestro Salvador. Hemos caminado codo a codo con Jesús, el niño que se forma y crece al lado de su familia; el apasionado predicador del reino, perseguido y crucificado; el resucitado y sentado a la derecha del Padre; y con él hemos colaborado en la construcción de una mejor sociedad.