Pareciera que algunos programadores de la radio y productores de la industria musical colombiana se les ha olvidado, o se hacen los desentendidos, que el lenguaje de la música es universal. En otras palabras, que no interesa en que idioma se cante una canción siempre que suene bien y le agrade al público.

En este momento reina un sentimiento de incertidumbre y confusión sobre nuestra llamada colombianidad.  Hay en nuestra gente una sensación de abandono y desinterés que nos lleva a tener un desafortunado pesimismo frente al fallo que la Corte Internacional de Justicia sentenciará este 19 de noviembre en la Haya, Holanda.  Una sentencia que para bien o mal abrirá un nuevo e inédito capitulo en nuestra historia insular.

Lo que llamamos pueblo raizal  institucionalmente  corresponde a la comunidad étnico-cultural que se forma  sobre el archipiélago con  los asentamientos humanos que registramos a partir de los 1600s que incluye europeos, africanos, asiáticos y aborígenes de costa Caribe centroamericana, mayormente.

Alguien preguntó sobre mi concepto de la posible independencia de nuestras islas. Lo he pensado mucho antes de contestar pues es un tema delicado... Sin embargo, mi respuesta será como todo lo que escribo, pensamientos muy personales, naturales y apoyados en mi humilde 'common sense'.

Los padres de manera constante y sistemática nos equivocamos, es un hecho. Es difícil de admitir, más duro de aceptar y ofende un narcisismo inmaduro que habita el superyó que pretendemos ser para nuestros hijos.

Luego de escuchar la magnífica ponencia de Msc. Alta Suzzane Hooker Brandord, rectora de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense, sobre “Los pueblos Creoles de las costas de Centroamérica y las reivindicaciones étnicas actuales” en el marco de la pasada semana Raizal realizada en Bogotá, no me queda duda de que el camino hacia la autonomía que pretende el pueblo de San Andrés y Providencia es largo y culebrero.