
Diez años después de aquella debacle del 19 de noviembre de 2012, en la que se perdió gran parte de nuestro espacio ancestral; volvemos a la Corte Internacional de Justicia de La Haya a defender otra gran porción del maritorio sobre el que Colombia y el Pueblo Raizal han ejercido históricamente una presencia pacífica e ininterrumpida.







Creer en agüeros trae mala suerte, decía un recordado personaje; no obstante, no es fácil llegar a noviembre sin pensar, con temor, en lo que ha significado en la vida de nuestro archipiélago. Hace 10 años el veredicto de la Corte (que cuesta llamar “de Justicia”) de La Haya; hace dos años, el paso implacable del huracán Iota.














