La Reserva de Biosfera Seaflower cumplió 14 años de vida y a pesar de los esfuerzos y recursos invertidos en ambiciosos proyectos para su implementación, aun no ha logrado penetrar en gran parte de la conciencia colectiva de los habitantes del archipiélago.
Tampoco ha conseguido transformar de fondo los usos y costumbres que corresponden a una región que cuenta con esta distinción universal. En este aspecto será primordial la educación y formación del estudiantado para que desde muy temprano abrace la esencia de este ordenamiento.
Sin dicho componente vigorozamente incorporado en su carta de navegación, a la nave Seaflower le costará mucho arribar a puerto seguro y –Dios no lo quiera– probablemente encalle en algún arrecife sin concretar los anhelos de desarrollo sostenible que fueron fuente de su inspiración.