A través de su equipo técnico, científico y directivo, Coralina inició una verificación del estado de la zona afectada luego del siniestro registrado el pasado 7 de enero, cuando la barcaza de la embarcación Jefferson de bandera Norteamericana encalló en la Zona de Conservación No Take del Área Marina Protegida Seaflower en San Andrés. Las siguientes fueron las conclusiones.
En el parche coralino donde irrumpió la barcaza al interior de la laguna arrecifal, se detectaron dos áreas de impacto diverso. En la de menor afectación, el casco de la embarcación produjo ‘cicatrices’ sobre el sustrato al ser arrastrada por la corriente, desprendiendo algas, esponjas, colonias y setos de corales de menor tamaño ubicados de manera dispersa en el área.
El total del área fuertemente impactada fue de 2500 m2. En esta zona, la embarcación fracturó, fragmentó y volcó varias colonias y setos de coral de diferente tamaño, además de algas, esponjas y organismos asociados.
Zona crítica
La zona norte de este parche arrecifal, presenta un área de afectación crítica de aproximadamente 20 metros de largo por 9 metros de ancho (180 m2), en la que se arrasaron por completo todas las colonias de coral vivo que se encontraban conglomeradas en esa zona, especialmente de especies como A. palmata, M. complanata, M alcicornis, D. strigosa y D. clivosa.
Por su parte, en la zona sur, el casco de la embarcación fragmento la estructura tridimensional del arrecife, incluyendo pequeñas colonias de coral vivo dispersas y esqueletos de coral sobre los cuales crecen pequeñas algas, esponjas y diversos organismos marinos.
El área de impacto indirecto comprende aproximadamente un área de 20 metros de ancho por 20 metros de largo (400 m2), en la cual se observaron raspaduras, fragmentación y fracturas de algunas colonias de coral dispersas, ‘cicatrices’ sobre el sustrato y volcamiento de rocas coralinas.
Ante esta situación, la corporación ambiental inició labores de restauración para prevenir la mortandad de los fragmentos de coral que resultaron afectados por el encallamiento, lo cual constituye una de las situaciones más graves que se ha presentado sobre el Área Marina Protegida Seaflower en los últimos años.
