
Con la articulación del Centro Cultural del Banco de la República y la Universidad Nacional, Sede Caribe, se llevó a cabo un encuentro entre Juan Carlos Ocampo, Gonzalo Peñuela y Samuel Robinson, quienes con la moderación de la profesora Ana Isabel Márquez se explayaron en cuanto a los lazos históricos que unen al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina con Nicaragua.
A partir de historias narradas por los panelistas se pudieron conocer más de cerca las formas en que se han desarrollado ambos territorios y las similitudes que los han ligado a lo largo del tiempo y que los fenómenos sociales y/o políticos no han podido alterar de raiz.
Uno de los puntos traídos a colación fue la gastronomía la cual comparte rasgos esenciales como el clásico ‘run-down’ con todo y sus típicos dumpling, sabores típicos de la región que denotan un arraigo identitario presente por muchísimos años; a esto se le suman recetas de repostería como los ‘journey cakes’ y el coconut bread, entre otras.
Del mismo modo, se acotó que el tránsito entre ambos lugares es parte fundamental para no dejar perder el legado ancestral que los enlaza, por lo que las conexiones marítimas y aéreas son neurálgicas para la pervivencia de esta confluencia de saberes. Al respecto, se enfatizó que la mayoría de las formas para moverse de un lado a otro son altamente costosas y alejadas de lo que realmente se requiere.
Fraternidad ancestral
Igualmente, una de las premisas de estas relaciones fue la fraternidad que se ha sostenido a pesar de los recientes diferendos diplomáticos que de una u otra forma intentaron sin éxito minar esta armonía, pues –a fin de cuentas– los lazos históricos, de familiaridad y el respeto entre etnias primaron sobre toda circunstancia.
También se dialogó sobre la importancia de reconocer que detrás de cada hombre y mujer raizal y misquito se esconden siglos de memorias que no se pierden de un momento a otro, por tal motivo se resaltó la urgencia de propiciar espacios de escucha activa para que estas cosmogonías puedan prevalecer.
La jornada se amenizó con música y ritmos propios de cada destino, también con aires comunes de cada región y con narraciones de vivencias que, de acuerdo a los asistentes, reflejaron que las similitudes son notorias y determinantes entre ambos territorios.
“Fue una coincidencia muy bonita, no sólo hablamos del pasado, sino del presente y el futuro de estas relaciones que son anteriores incluso a la conformación de los Estados y que aún con cambios no se han deteriorado”, concluyó Juan Carlos Ocampo, originario del pueblo misquito de Nicaragua.



















