Home Cultura Eventos Un 'totazo' literario y sonoro para unir al Gran Caribe
  • Increase font size
  • Default font size
  • Decrease font size
Search

elisleño.com - El diario de San Andrés y Providencia.

JA slide show
 

banner 23 aniversario

Un 'totazo' literario y sonoro para unir al Gran Caribe

Correo Imprimir PDF

Puede ser una imagen de 12 personas, clarinete, acordeón, violín y texto

Regresé a la isla devastado, exhausto por todo lo apreciado y aprendido, pero con ganas de seguir en la ruta con mi mochila al hombro como un caracol ermitaño, desplazándome en busca del sueño literario y musical del Caribe colombiano. El equipaje y su carga fue emocional: abrazos, apuntes, canciones, libros, miradas, rostros, sabores, voces que se impregnaron en mi mente y en la piel.

El IV Festival de la Literatura, las Artes y la Cultura de Chinú, también denominado FestiLAC, había terminado, pero yo seguía viajando por dentro. Cuando aterricé en el aeropuerto de San Andrés, aún me zumbaban los oídos, por las risas y los silencios compartidos. Chinú no fue una parada: fue una sacudida.

Desde que me planté frente a los espectadores en el parque principal, supe que no hablaba solo. Cada palabra, cada frase que pronuncié sobre el calipso y el reggae como lenguajes de resistencia llevaban la resonancia de la gente isleña. Su aliento, su cosmogonía, su historia. No soy ‘profe’. Mi conferencia no fue una clase: fue una confesión. Llegué a FestiLAC, a confesar lo poco que sé de la enorme cultura musical del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

El Caribe insular tiene voz, cadencia y no pide permiso para cantar. Para enrollarse en las neuronas de quienes logran escucharlo. El público del evento, traía una mezcla de curiosidad y corazón abierto, me escuchó atento como quien descubre que hay otro país dentro del país. Hablé de las primeras grabaciones que registraron el sonajero isleño, de ‘Beautiful San Andrés’ y su majestuosa poesía. Hablé de la evolución sonora hasta nuestros días. Y, sobre todo, de cómo nuestras diferencias nos conectan y hermanan por sus similitudes.

Al final, varios espectadores se acercaron para ofrecerme sus comentarios y felicitaciones, hicieron preguntas, mostraron interés y sus ganas de seguir escuchando el ritmo del Mar de los Siete Colores. Y yo, que fui a hablar, terminé escuchando más de lo que dije. Aprendiendo de manera superlativa.

Erudición y pasión

Me encontré con poetas que escriben con erudición y pasión, jóvenes que fantasean con que el viento los empuje a los lugares de sus sueños. Amigos, colegas y parientes interesados en saber de buena tinta, acerca de la omnisciencia de nuestros territorios insulares de ultramar. Así como yo, indagué por los artesanos, talabarteros y zapateros que cosen memoria en cada suela. Chinú no se camina, es una experiencia que se vive, se siente.

Y los ‘Jóvenes Tota’, esos locos hermosos que hicieron posible el festival, no organizaron un evento: armaron una revolución cultural. De la mano de los niños, los adolescentes y los adultos encendieron el fuego sagrado de las palabras, de las historias y los versos. Me hicieron sentir parte de algo más grande que yo. Con libros por todas partes e innumerables talentos locales en escena, tejieron un encuentro que hizo vibrar a toda la comunidad.

Adriana, Daniel, Dagoberto, Julio… y todos los integrantes del colectivo estuvieron comprometidos hasta el tuétano para producir en su máxima expresión, un festival que fue un exitazo. Un totazo literario de los Jóvenes TOTA. Una explosión de sonoridades, de sensaciones y pasiones… Gracias a ellos, entendí que mi libro 'Nuestro Reggae: Sand N’ Dreads' no es solo mío: es de todos los que bailan al compás y con el sabor de las músicas del archipiélago, aunque vivan en distintas orillas.

Ahora que estoy de vuelta en San Andrés, camino distinto. No más ligero, sino más comprometido. Llevo conmigo la certeza de que hay puentes que no se construyen con concreto, sino con ritmo, con relato, con afecto. Y mientras el reggae sigue sonando en mi cabeza, yo sigo escribiendo, cantando, contando. Porque si algo aprendí en Chinú, es que el Caribe no tiene fronteras cuando se habla con el corazón y se escucha con el alma.

Por eso, en este viaje interminable, sigo siendo un mensajero de armonías, que laten más allá del mar. Y, que la cultura no se exhibe: se vive. Y yo estoy vivo y viviéndola.

 

Última actualización ( Sábado, 27 de Septiembre de 2025 18:45 )  

Welcome Caribe

EL ISLEÑO 225

WelcomeW223 1

Decameron 26 de marzo

Indicadores Economicos

Translate this page

Síganos en Facebook

Descarga Firefox


CASABLANCA.CUADRADO

pauta periodico aguardiente 1 1 1 optimized

WhatsApp_Image_2024-06-06_at_7.32.39_AM.jpeg

DoIt.jpg

SOPESA.BANNER.NUEVO01.jpeg

GESA NIFF02