Cada 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, fecha instaurada para recalcar sobre el valor fundamental del líquido; y como un llamado para actuar frente a la crisis del recurso hídrico, que enfrentan diferentes regiones en el mundo como el Archipiélago.
A pesar de que el agua es esencial para la vida en el planeta, esta es cada vez más escasa, por cuenta de la crisis climática que altera los ciclos naturales para su producción, así como por la contaminación de las fuentes hídricas, y por otras acciones producidas por la actividad del hombre.
De hecho, el acceso al agua potable sigue siendo un reto para miles de regiones en el mundo pues, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 2.000 millones de personas no cuentan con este recurso de forma segura, impactando negativamente en la salud de sus pobladores, así como en su economía y en la estabilidad social.
Por lo anterior, gestionar y aprovechar de forma sostenible el agua es un imperativo, toda vez que su uso es transversal a una gran cantidad de actividades humanas; y porque la manera de adquirirla varía, según el punto de la geografía donde nos encontremos.
Recurso escaso en territorios insulares
Tal es el caso del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, donde las fuentes de agua dulce son escasas; y donde la alta dependencia a las lluvias para el abastecimiento de los pozos naturales y del acuífero, ponen en riesgo el suministro oportuno del líquido, dado que la temporada usual de precipitaciones ya es bastante diferente a la de años anteriores, en periodicidad y en intensidad.
Precisamente, para conocer el estado actual del acuífero de la isla, y en general, de las acciones que se adelantan para proteger el líquido vital al incentivar el uso de distintas fuentes de abastecimiento, EL ISLEÑO dialogó con la ingeniera ambiental Shelly Palmer, coordinadora del área de Calidad, en la Subdirección de Calidad y Ordenamiento Ambiental de la Corporación Ambiental Coralina.
En una entrevista previa, la profesional indicó que más del 80% de las actividades en la isla se han abastecido, a través del tiempo, de agua subterránea procedente del acuífero, mientras que un porcentaje muy mínimo se complementa con lluvia.
Sin embargo, gracias a las acciones de educación ambiental, donde se enfatiza principalmente en lo vulnerables que son las islas al depender el un alto grado del factor ‘precipitaciones’, como medio de recarga de pozos y del mismo acuífero, poco a poco ese porcentaje de abastecimiento ha ido disminuyendo en años recientes, dado que muchos establecimientos han adoptado sistemas de captación de agua de mar para su consabida desalinización, o áreas más amplias para el depósito de agua lluvia.
En cuanto al estado del acuífero, Palmer señaló que el 2025 ha sido un año muy diferente, comparado con el comportamiento histórico de la isla en cuanto a precipitaciones, puesto que enero y parte de febrero presentaron un volumen de lluvias nunca antes registrado.
“La abundancia en las lluvias, obviamente tiene una influencia en los niveles del acuífero, cuando la Corporación realiza los monitoreos a la red de piezometría*. Sin embargo, independientemente de cómo se comporten estos niveles, Coralina le sigue haciendo seguimiento a los volúmenes concesionados, para que no sobrepasen los topes autorizados y para que se respeten los caudales que se otorgan”, explicó la ingeniera.
La coordinadora añadió que, en esta vía, la autoridad ambiental ha enfocado sus acciones, tanto en el tema de control y vigilancia, manteniendo los monitoreos; y por el otro, atendiendo las denuncias y/o actuaciones que estén por fuera de una concesión, verificando la extracción de aguas de uso comercial.
“Sabemos que hay una proliferación de venta de agua, que a veces no tiene una concesión ni los permisos correspondientes; entonces, ahí es donde se han hecho los máximos esfuerzos, para estar pendiente de esas extracciones irregulares y para que se tomen las acciones sancionatorias ambientales a las que haya lugar”, sentenció.
Más agua lluvia, menos agua de pozo
Otra de las líneas en las que se centra la educación ambiental, es para desincentivar la construcción de pozos. En este sentido, Palmer recalcó que si bien es difícil de evaluar con exactitud en qué medida la comunidad isleña está buscando otras fuentes de abastecimiento, sí se ha reforzado la sensibilización en diferentes barrios y sectores de San Andrés, con el apoyo de las las juntas de Acción Comunal, indicando que el agua subterránea puede ser no tan segura en términos de calidad, a diferencia del líquido proveniente de la lluvia.
Igualmente, la profesional de Coralina señaló que la entidad viene percibiendo un incremento en los trámites para concesionar agua de mar, versus las gestiones para la concesión de agua subterránea; a la par con las capacitaciones que imparten entre los hoteleros, agencias de viajes y otros actores del sector turístico de la isla, quienes han adquirido plantas desalinizadoras para sus establecimientos o tratan de reutilizar el agua de rechazo en algunas actividades; lo que denota un esfuerzo extra para mitigar el consumo exagerado que suelen tener los turistas y visitantes.
Otro de los temas abordados por la ingeniera, es la búsqueda de la Corporación en fortalecer sus redes de monitoreo, entendiendo la necesidad de tener información actualizada en todo momento.
“Por ello, se está trabajando en la implementación de sistemas de monitoreo remoto, es decir, mediante la instalación de dispositivos en los pozos que hacen parte de la misma red de piezometría; lo que permitirá que se estén transmitiendo datos diariamente a los computadores de Coralina”, comentó.
Con lo anterior –añadió Palmer– será más fácil ver cómo responde el acuífero a eventos de lluvia o de sequía, y qué zonas podrían estar más afectadas por estos eventos; así como la entrega oportuna de datos al instante y con más frecuencia, dado que el monitoreo de piezometría, actualmente se hace semanalmente, pero con esta nueva red de equipos instalados en los 23 pozos (instalados alrededor de la isla) se van a tener datos de manera diaria y horaria.
Para finalizar, la ingeniera ambiental hizo un llamado especial, a los pobladores de las islas, para que se haga un mejor cuidado del agua; y para que se participe efectivamente en la conservación del recurso, sin dejar esa responsabilidad únicamente en manos de la administración departamental o de la autoridad ambiental.
“A nivel Corporación, la invitación es a nunca bajar la guardia con el tema del recurso hídrico; y recalcar que todos los esfuerzos son necesarios, por lo que la comunidad debe mantener esas buenas prácticas que históricamente ha desarrollado en relación, por ejemplo, a la captación de aguas lluvias, o a la reutilización de algunos rechazos de agua, que pueden usarse para otras actividades. Creo que hay un esfuerzo significativo de las entidades por preservar el líquido, pero sólo va a tener éxito si la comunidad también apoya esas acciones, así que el llamado es: unámonos en esa causa común, que es el cuidado del recurso hídrico”, concluyó.
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*La piezometría es una rama de la hidrología, que estudia la cantidad de agua subterránea en un lugar.
(Foto: archivo Gobernación)