Tras el sismo de magnitud 7.6 al norte de Honduras, la Direción General Marítima (DIMAR) descartó una amenaza de tsunami sobre el archipiélago. Hacia las 6:23 p.m. de este sábado, 8 de febrero, se registró un sismo de magnitud 7.6 en las Islas Caimán, al norte de Honduras, con una profundidad estimada de 33 kilómetros.
De inmediato, el Centro Nacional de Alerta de Tsunamis de los Estados Unidos, emitió alertas por amenaza de tsunami. Aunque inicialmente las alertas emitidas incluían al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, las autoridades colombianas confirmaron hace algunos minutos (08:00 pm) que no existe amenaza de tsunami para las islas colombianas.
Parte de tranquilidad
"Siendo aproximadamente las 6:50 de la tarde se generó este terremoto en Gran Cayman. Tomamos medidas necesarias (...) la alerta de tsunami ya fue descartada, sin embargo, sobre las playas de la isla tenemos a los bomberos, secretaría de turismo, gobierno, gestión del riesgo, Policía Nacional y tránsito departamental evacuando de manera preventiva a las personas para evitar cualquier incidente", dijo a EL ISLEÑO, Willie Gordon Bryan, capitán del Cuerpo de Bomberos de San Andrés.
De acuerdo con el más reciente boletín emitido por el Centro Nacional de Alerta de Tsunamis de EE. UU., las olas de tsunami de uno a tres metros por encima del nivel de la marea son posibles solo a lo largo de las costas de Cuba. Sin embargo, hasta el momento, no se ha confirmado la formación del tsunami.
Recomendaciones oficiales
Debido a que la DIMAR estimó que el sismo “no tiene las características necesarias para generar un tsunami en la costa caribe colombiana”, no se tiene previsto que la entidad emita más comunicados al respecto en las próximas horas.
Por lo anterior, tanto las autoridades de los Estados Unidos, como la DIMAR (máxima Autoridad Marítima de Colombia) y los gobiernos Departamental y Municipal del Archipíélago; le hacen un llamado a los ciudadanos para informarse a través de los canales oficiales.
Por último, es relevante agregar que en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, no hubo mayores sobresaltos en la conducta pública; y que la población –tanto residente como visitante– vivió la situación con naturalidad, fuera de la normal inquietud que se pudo presentar.