Este 10 de diciembre la Casa de la Cultura de North End cumplió 55 años de fundada gracias al empeño de un grupo de entusiastas que, desde esa época, percibían la cultura del Archipiélago como un patrimonio intangible que debía ser protegido contra viento y marea. ¿Se ha logrado este sueño? Samuel Robinson Davis, presidente de la entidad, analiza la actual situación.
En efecto, uno de aquellos gestores fue el optómetra e historiador Robinson Davis, quien actualmente es el presidente de la Fundación Casa de la Cultura, y también una de las personas que, contra todo pronóstico y después de múltiples gestiones ante distintos presidentes de Colombia, logró que se construyera nuevamente ese ícono de la cultura isleña en el mismo sitio donde comenzó a operar en 1969.
Sin embargo, el sanandresano ve con preocupación cómo esta gran edificación –que todavía no ha sido oficialmente entregada al ente territorial por parte de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), ejecutora de la obra–, se está deteriorando progresivamente.
En diálogo con EL ISLEÑO, Robinson también comentó cómo la Fundación que preside, la misma que ha sido la artífice de festivales, concursos, encuentros musicales, y de la construcción del nuevo edificio, no cuenta con un espacio amplio y relevante para realizar sus reuniones y otras actividades propias de su misionalidad, como en otrora.
Aunque en lo personal no busca generar discordias con el Gobierno departamental –y en este aspecto fue reiterativo durante la entrevista–, sí consideró oportuno aprovechar esta entrevista para recalcar las cosas que, según su parecer, no andan bien por la Casa…
Un trabajo colectivo
Antes que nada, el gestor raizal hizo memoria de las personas que han estado detrás o junto a él haciendo posible que la cultura de San Andrés fuera conocida fuera de la isla, y que quedara sembrada en lo más profundo de los corazones de quienes habitaban en ella. Una historia que –tal vez– muchos de los actuales gestores culturales y allegados no conocen.
Mencionó por ejemplo a Marlene Owkin, a María Victoria Dávila y Bernardo Henao, quienes antes de 1969 ya sobresalían como personajes claves en el posterior nacimiento y desarrollo de lo que es hoy la Casa de la Cultura, creando el Centro Experimental de Extensión Cultural y luego la Biblioteca Pública Intendencial.
Así mismo, nombró a quienes han sido presidentes de este recinto antes que él: Jorge Muñoz, Mauricio McNish, Wenceslao Cabrera, Félix Díaz, Blas Hooker, Dilia Robinson y Kent Francis.
“Comento esto, para recalcar que lo que conocemos hoy como Casa de la Cultura de North End no ha sido un trabajo mío, sino de un grupo de personas que han persistido por muchos años aportando razones y propósitos para que ésta gesta hubiera subsistido hasta hoy; teniendo en cuenta, por supuesto, lo hecho en su momento por Miss ‘Chiqui’ (Cecilia Francis) y actualmente por Leonor Umbacia”, enfatizó Robinson.
¿Se ve identificado con la edificación?
Con respecto a este interrogante, el presidente de la Casa de la Cultura reitera que su amor por la cultura de las islas sigue intacto, así como la esperanza de que las cosas mejoren en el edificio entregado (no oficialmente) hace unos dos años, con algunas deficiencias desde entonces; pero recalcó, que el colectivo de fundadores e integrantes de entidad no tienen injerencia alguna en las decisiones o actos que allí se realizan.
“Allá en este momento funciona la Secretaría de Cultura con todo su personal, pero nosotros, como miembros de la Fundación Casa de la Cultura, no tenemos ni siquiera un espacio para reunirnos. Por ejemplo, el viernes pasado fuimos a ver si podíamos hacer una reunión de Junta Directiva, pero como simultáneamente prestaron el lugar para hacer el ‘reinado del sindicato del hospital’, con todo ese estruendo y desorden que había nos tocó suspender lo nuestro”, dijo.
De igual forma, mencionó que el estado del edificio es “muy lamentable”, que no tiene mantenimiento porque se sigue entrando el agua, la pintura se está cayendo y algunas estructuras ya tienen óxido. Además, que en el espacio donde debería funcionar la cafetería, las paredes están en muy mal estado porque pusieron decenas de puntillas para colgar unos cuadros y quedó lleno de huecos desde entonces.
“Me duele mucho decirlo, pero yo personalmente veo la obra muy deteriorada, porque desafortunadamente desde que la terminaron parcialmente hay otras personas que están allá que no han tratado de arreglar absolutamente nada. Reitero: me preocupa porque se está deteriorando la edificación”, añadió.
Regalo por 55 años de luchas…
Robinson insistió en que pese a que la idea de rescatar la edificación fue de antiguos y nuevos miembros de la Fundación, estos siguen siendo de alguna manera invisibilizados y sin que se les destine un espacio físico, digno de su esfuerzo. De hecho, muchos de los documentos importantes, fotografías y otras reliquias de la Casa de la Cultura, como un antiquísimo piano de cola, siguen llenándose de polvo en una pequeña edificación ubicada en el Sunrise Park.
“Después de 55 años ese es el regalo que nos han dado, y es muy triste decirlo, porque cuando no existía el Ministerio de Cultura sino ColCultura (Instituto Colombiano de Cultura), la Fundación Casa de la Cultura era la que representaba todo lo concerniente a la cultura aquí en San Andrés. El gobierno no tenía ni siquiera una oficina, todo estaba en manos de la Fundación, la Biblioteca Pública Francisco Newball estaba allá, se hacía el Encuentro de Coros, y el grupo The Rebels ensayaba allá, así como la Banda Intendencial. Todo, absolutamente todo lo cultural (lo realmente cultural) durante muchos años giraba en torno a la Casa de la Cultura de North End”, acotó.
Para finalizar, el gestor dejó en claro –una vez más– que en lo personal no tiene ningún problema con la Gobernación ni con sus funcionarios, pero que sí reclama una mayor y mejor comunicación con ellos, porque sabe que necesitan trabajar conjuntamente para consolidar el proyecto que nació en 1969, y que dio tantos frutos con muchísimos menos recursos, en comparación a los que cuenta hoy la cartera de Cultura.
“Yo siempre he insistido que la Casa de la Cultura no es de ‘Samuel’, pero sí soy enfático en buscar, como Fundación que somos, que haya un orden de las cosas; así como aspiro a que el Gobierno departamental entienda que el edificio es de todos, y que si no lo mantenemos se va a acabar. Por eso me quiero sentar con ellos a dialogar, Gobernación y Ministerio de Cultura, para que no vayamos a perder otra vez este ícono de la cultura en San Andrés”, concluyó.
