El fortalecimiento de conceptos ambientales y sostenibles; la activa y creativa presencia raizal; la gran apuesta 'Fi wi Reef' propiciada por el Fondo Acción, la emblemática campaña ‘Wii lov Seaflower’ de Coralina; y el derecho a soñar de los niños y jóvenes del archipiélago; son el corolario que le deja la realización de la COP16 a San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Este evento no solo ha sido un punto de encuentro de líderes mundiales y expertos en sostenibilidad, sino también un catalizador para el pueblo de las islas, que ve en la conservación de su maritorio una oportunidad para prosperar de la mano de su vieja y querida cultura ancestral, actualizada y conectada con vigorosas propuestas sustentables.
Así las cosas, el mensaje esencial de la COP16 ha subrayado la importancia de la biodiversidad y el papel vital que juegan los ecosistemas marinos en la lucha contra el cambio climático. Las islas, con su rica herencia cultural, han demostrado con su presencia comprometida y participativa que es posible integrar la conservación con el desarrollo económico.
Campañas como ‘Wii lov Seaflower’, impulsada por la Corporación para el Desarrollo Sostenible de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina) y el Ministerio de Ambiente, no solo buscan proteger los recursos marinos, sino también empoderar al Pueblo Raizal, involucrándolo con criterio y decisión en la toma de decisiones que afectan su futuro.
En un mundo donde las amenazas ambientales son cada vez más evidentes, las lecciones aprendidas en esta cumbre son un faro de esperanza. Los niños y jóvenes del archipiélago, como protagonistas de esta historia, han sido inspirados a soñar y actuar. Su consigna ‘por un futuro sostenible’ es un recordatorio de que la acción local puede tener un impacto global.
La ejecución de proyectos ambiciosos y variados en la región muestra que el compromiso va más allá de las palabras. Desde iniciativas de conservación hasta programas de educación ambiental, el archipiélago está demostrando que la sostenibilidad no es una opción, sino una responsabilidad compartida entre el gobierno, las ONGs y el pueblo de las islas.
Sin embargo, el verdadero reto continúa. Es crucial mantener el impulso generado por la COP16 y transformar las promesas en acciones concretas. La comunidad internacional debe seguir apoyando a San Andrés, Providencia y Santa Catalina, asegurando que los recursos fluyan hacia proyectos que protejan su singularidad.
En consecuencia, la inclusión de las voces más jóvenes en el discurso ambiental es necesaria toda vez que son ellos quienes heredarán las secuelas de nuestras decisiones. La sostenibilidad no se logra de la noche a la mañana; es un viaje continuo que requiere dedicación y compromiso. Solo así podremos garantizársela a las futuras generaciones.