La Feria del libro de San Andrés y Providencia fue la excusa que reunió al talento de dos grandes personajes de las letras del archipiélago. El auditorio del Banco de la República funcionó como el escenario perfecto en el que la palabra se hizo verbo y el verbo se hizo palabra.
Edna Rueda Abrahams y John William Archbold, conversaron de literatura y raizalidad en un espacio como la FILSAI, cuna de historias, sonoridades y artes visuales que configuran al departamento como una ventana de conocimiento y cultura.
Durante el encuentro, se presentó la novela de ‘Comehierro’, de Archbold, ganadora del premio de novela Germán Vargas Cantillo en 2021, una distinción que otorga la alcaldía de Barranquilla, y que congrega a parte de los mejores textos de los últimos años y en el que el archipiélago dijo presente con este escritor.
“Es una novela íntima porque habla sobre el mundo del gimnasio, visto desde la perspectiva de las motivaciones que nos llevan a entrenar y las repercusiones que tiene la transformación del cuerpo y el sometimiento a una disciplina, lo cual en algunas ocasiones no tiene que ser necesariamente positivo”, dijo el autor.
Lo anterior, revelando como en ciertos momentos hablamos del ‘lado bueno’, pero también es frecuente una buena parte de las personas se concentran en función de su percepción física. “Algo de en lo que me animo a inmiscuirme en el relato es que a veces las motivaciones que nos llevan al gimnasio tratan de tapar otro tipo de falencias personales”, explicó Archbold.
El personaje principal, Edward, retrata la dualidad de ser una persona ‘exitosa’ pero con una realidad configurada de tormentos y conflictos personales muy profundos que permean su manera de ser y derivan en una serie de acontecimientos que convierten a ‘Comehierro’ en una novela atrapante, entretenida y reflexiva.
El evento contó con la participación de jóvenes, lo que demuestra la necesidad de seguir fortaleciendo estos espacios con el fin mostrar figuras modelo a la colectividad juvenil que puedan motivarlos, darles ideas y demostrar que salir adelante sí es posible y que las letras, la música y las artes en general son las mejores herramientas de creación masiva.
Sobre este punto –de ser referente o no para la comunidad–, el escritor cuenta que el contexto de las islas, en el que muchas veces el aislamiento en referencia a otros territorios genera una sensación de orfandad que puede catalizar sentimientos de pocas oportunidades; es menester dar un paso al frente y, citando a Estanislao Zuleta: tomar espacios que no nos correspondan.
Por su parte la reconocida escritora raizal, Edna Rueda Abrahams, expuso la importancia de propiciar las conversaciones artísticas entre los jóvenes de las islas que puedan sentirse identificados a través de personajes reales que demuestren que ante las vicisitudes de la vida siempre hay una alternativa para el desarrollo personal.
“Nos trajimos a Jhon, un personaje relevante, para que la juventud se inspirara (…) Es lindo ver que un muchacho que se cría en Barranquilla, aunque tenga profundos nexos en las islas, exprese al terminar de escribir: “yo no sabía que era tan raizal para que afloren de esa manera en mi primer gran personaje, las raíces con el territorio insular”.
Al final, lo que encontró el público en la charla fue a dos amigos hablando de literatura y celebrando, claro está, el éxito de una nueva obra literaria, pero sobre todas la cosas, compartiendo y disfrutando esos destellos de raizalidad que nos unen. Aquellos eslabones que, al fin y al cabo, conforman la cadena de la identidad.