Es bien sabido que la isla ha experimentado un crecimiento poblacional significativo en las últimas décadas. Según datos del DANE, la población de San Andrés ha aumentado constantemente en los últimos años, con un crecimiento promedio anual del 3%. Este crecimiento supera la capacidad de la isla para proporcionar recursos y servicios adecuados para todos sus habitantes.
La sobrepoblación tiene una serie de efectos negativos en la comunidad, como un aumento en la competencia por recursos limitados, una presión adicional sobre la infraestructura y el medio ambiente, y una mayor incidencia de conflictos sociales y delitos.
En este contexto, la idea de construir cárceles más grandes como respuesta a la delincuencia plantea interrogantes importantes. Si bien la expansión de las instalaciones carcelarias puede aliviar temporalmente la presión causada por la sobrepoblación en las prisiones, diversos estudios sugieren que esta solución puede no ser efectiva a largo plazo.
Investigaciones han demostrado que la construcción de cárceles más grandes puede conducir a una mayor tasa de encarcelamiento, pero no necesariamente a una reducción en la delincuencia. De hecho, algunos estudios sugieren que las tasas de reincidencia pueden aumentar cuando las cárceles se expanden, debido a las condiciones de hacinamiento y la falta de recursos que socavan los esfuerzos de rehabilitación y reeducación.
En lugar de simplemente construir más cárceles o cárceles más grandes, debemos abordar las causas subyacentes de la delincuencia y la sobrepoblación en nuestra comunidad. Esto implica:
- Mejorar el acceso a la educación y el empleo.
- Fortalecer los programas de prevención del delito.
- Promover la inclusión social y la cohesión comunitaria.
- Establecer políticas de reubicación o traslados al interior del país a otros centros penitenciarios, especialmente para los reincidentes o según la gravedad del delito.
- Pérdida de la residencia y expulsión del territorio ancestral, para aquellos ofensores que no sean de las Islas.
Datos estadísticos de países como Noruega y Países Bajos proporcionan ejemplos concretos de estrategias que no involucran la ampliación de prisiones y que han demostrado ser efectivas en la reducción de la reincidencia y la delincuencia.
En Noruega, por ejemplo, se ha implementado un enfoque centrado en la rehabilitación y la reintegración social de los infractores. En lugar de construir más cárceles, se han invertido recursos en programas de educación, capacitación laboral y tratamiento para los internos. Como resultado, Noruega ha logrado una de las tasas de reincidencia más bajas del mundo, con menos del 20% de los presos reincidiendo dentro de los dos años posteriores a su liberación.
Por otro lado, en Países Bajos se ha adoptado un enfoque de justicia restaurativa que prioriza la reparación del daño causado por el delito y la reintegración de los infractores en la sociedad. En lugar de encarcelar a los infractores por delitos menores, se han implementado medidas alternativas como la libertad condicional, el trabajo comunitario y los programas de tratamiento. Como resultado, se ha experimentado una disminución significativa en las tasas de reincidencia y delincuencia en general.
Estos ejemplos ilustran cómo enfoques alternativos al encarcelamiento pueden ser efectivos en la reducción de la delincuencia y la reincidencia. Por lo tanto, en lugar de simplemente ampliar el Centro Penitenciario 'New Hope', sería fundamental estudiar la posibilidad de adoptar un enfoque más holístico que aborde las causas subyacentes de la delincuencia y promueva la rehabilitación y la reintegración social de los infractores, y contemplar la posibilidad de establecer medidas más drásticas como la reubicación inmediata a un centro carcelario del país para ciertos tipos de delitos y para los reincidentes.
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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.