Varios estudios a nivel mundial, demostrarían que cada vez hay más fragmentos diminutos de plástico en el cerebro humano. El más reciente, una prepublicación en el_National Library of Medicine de Estados Unidos, relacionada con una investigación de muestras de cerebro humano recogidas en una autopsia a principios de 2024.
De acuerdo con la investigación dada a conocer en línea en mayo –y retomada por el medio norteamericano CNN en Español– las muestras contenían más fragmentos diminutos de plástico que las recogidas ocho años antes.
"Las concentraciones que vimos en el tejido cerebral de individuos normales, que tenían una edad media de unos 45 o 50 años, fueron de 4.800 microgramos por gramo; o el 0,5% en peso", dijo el autor principal del estudio, Matthew Campen, profesor de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque.
El profesional también dijo que, en comparación con las muestras de cerebro de la autopsia de 2016, corresponde a un 50% más alto. "Eso significaría que nuestros cerebros actuales son 99,5% cerebro y el resto es plástico", agregó.
Para el estudio, los investigadores examinaron los tejidos del cerebro, los riñones y el hígado de 92 personas, que fueron sometidas a una autopsia forense para verificar la causa de la muerte en 2016 y 2024.
Se recogieron muestras de tejido cerebral de la corteza frontal, el área del cerebro asociada con el pensamiento y el razonamiento, y que es la más afectada por la demencia frontotemporal (FTD) y las etapas posteriores de la enfermedad de Alzheimer.
"Basándonos en nuestras observaciones, creemos que el cerebro está atrayendo las nanoestructuras más pequeñas, como de 100 a 200 nanómetros de longitud, mientras que algunas de las partículas más grandes, de un micrómetro a cinco micrómetros, van al hígado y los riñones", dijo Campen.
"Los nanoplásticos se infiltran en el cerebro"
Sin embargo, ese aumento sólo muestra la exposición y no brinda información sobre el daño cerebral, dijo, por su parte, Phoebe Stapleton, profesora adjunta de Farmacología y Toxicología en la Universidad Rutgers en Piscataway (Nueva Jersey), quien no participó en la prepublicación.
"No está claro si en vida estas partículas son fluidas, entran y salen del cerebro, o si se acumulan en los tejidos neurológicos y promueven la enfermedad. Se necesitan más investigaciones para comprender cómo pueden interactuar las partículas con las células y si esto tiene una consecuencia toxicológica", respondió la docente, mediante correo electrónico a CNN.
En línea con la citada publicación, las muestras de cerebro contenían entre un 7% y un 30% más de fragmentos diminutos de plástico, que las muestras de los riñones y el hígado de los cadáveres analizados.
"Los estudios han encontrado estos plásticos en el corazón humano, en los grandes vasos sanguíneos, en los pulmones, en el hígado, los testículos, el tracto gastrointestinal y la placenta", dijo, a su turno, el pediatra y profesor de biología, Philip Landrigan, director del Observatorio Global de Salud Planetaria en el Boston College.
El doctor también dijo que a muchos pacientes les recalca que si bien hay algunos plásticos de los que no se puede escapar, hay que tratar de minimizar la exposición a estos, tales como las bolsas y las botellas de plástico.
Vale la pena recordar que a esas pequeñas partículas plásticas se les conoce como ‘microplásticos’, que son fragmentos que pueden variar desde menos de 0,2 pulgadas (5 milímetros) –siendo aproximadamente el tamaño de una goma de borrar lápiz– hasta 1 nanómetro.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, una hebra de cabello humano tiene unos 80.000 nanómetros de ancho. Cualquier cosa más pequeña es un nanoplástico que debe medirse en milmillonésimas de metro.
Los expertos afirman que los nanoplásticos son los plásticos más preocupantes para la salud humana, porque las minúsculas piezas pueden instalarse dentro de células individuales.
"De alguna manera, estos nanoplásticos se abren paso a través del cuerpo y llegan al cerebro, cruzando la barrera hematoencefálica. Al parecer, a los plásticos les encantan las grasas o lípidos, por lo que una teoría es que se están abriendo camino con las grasas que comemos y que luego se envían a los órganos a los que realmente les gustan los lípidos; el cerebro es el primero de ellos", aseveró el investigador Campen.
Plásticos relacionados con las enfermedades
El polietileno, que se utiliza en bolsas, películas y botellas de plástico y no es biodegradable, fue el tipo de plástico predominante encontrado en las muestras de tejido. Se encontró en mayores cantidades en el cerebro que en el hígado o el riñón, según la prepublicación.
El polietileno también fue el tipo de polímero predominante encontrado en los testículos humanos y de perros, según un estudio de agosto de 2024 realizado por Campen y su equipo.
La producción de diversas formas de polietileno, como los plásticos de tereftalato de polietileno (PET), es el mayor contribuyente a la liberación del disolvente 1,4-dioxano al medio ambiente, según datos de la industria recopilados por ‘Defend our Health’, un grupo de defensa del medio ambiente.
El Programa Nacional de Toxicidad de EE.UU. y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer consideran que el 1,4-dioxano es posiblemente cancerígeno para los humanos. En 2023, la EPA publicó un borrador de informe en el que decía que el disolvente plantea un "riesgo irrazonable de daño a la salud" para los trabajadores del plástico y los residentes de la comunidad cuya agua potable ha sido contaminada por los desechos de las fábricas de plásticos PET.
"La pregunta más importante es: 'Bien, ¿qué nos están haciendo estas partículas?' Honestamente, todavía hay muchas cosas que no sabemos. Lo que sí sabemos con total certeza es que estas partículas microplásticas son como caballos de Troya: llevan consigo todos los miles de productos químicos que hay en los plásticos y algunos son muy malos actores", añadió el profesor Landrigan.
Al invadir células y tejidos individuales en los principales órganos, los nanoplásticos pueden interrumpir potencialmente los procesos celulares y depositar sustancias químicas disruptoras endocrinas como bisfenoles, ftalatos, retardantes de llama, metales pesados y sustancias perfluoradas y polifluoradas, o PFAS.
"Tenemos algunos indicios bastante claros de que los microplásticos y los nanoplásticos causan daños, aunque estamos muy lejos de conocer el alcance total de esos daños. En todo caso, yo diría que tenemos suficiente información como para empezar a tomar medidas de protección", concluyó Landrigan.
Con información de CNN en Español
(Foto: Svetlozar Hristov / iStockphoto / Getty Images)