El 16 de junio se conmemora el Día Mundial de las Tortugas Marinas, una fecha para llamar la atención sobre los peligros que enfrentan las diferentes especies que habitan el planeta. El biólogo raizal Darson Archbold Robinson, dio a conocer información relevante sobre estas criaturas y lo sensible que resulta su cuidado._(Foto: archivo particular)
Vale resaltar que las tortugas marinas pertenecen a la superfamilia_Quelonioideos y que hay siete especies en el mundo: la plana (Natator depressus), la verde (Chelonia mydas), la carey (Eretmochelys imbricata), la cabezona (Caretta caretta), la laúd (Dermochelys coriacea), la olivácea (Lepidochelys olivacea) y la bastarda (Lepidochelys kempii).
De acuerdo con investigaciones variadas sobre estos reptiles, se sabe que es uno de los grupos más antiguos del planeta, superando a las serpientes y a los cocodrilos, remontándose a la era de los dinosaurios.
Esa datación representa unos 200 millones de años atrás; sin embargo, estos animales están seriamente amenazados a causa de la caza incidental y el cambio climático, la urbanización de las zonas de litoral, la contaminación, las especies invasoras y los choques con barcos.
Presencia en las islas
Según información de la Corporación Ambiental para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago (Coralina), la tortuga marina es considerada una especie clave en las islas, razón por la que está en veda todo el año.
En diálogo con el biólogo de Coralina en el municipio de Providencia y Santa Catalina, Darson Archbold Robinson, comentó que desde el ámbito ecológico estas criaturas son muy importantes para los ecosistemas marinos, dado que, entre otras funciones, ellas se alimentan de pastos marinos en algunas etapas de su vida, ayudando a mantener el equilibrio en ese ambiente.
Igualmente se alimentan de medusas, ayudando a equilibrar estas poblaciones cuando hay abundancia.
El profesional también dijo que, como parte del ciclo trófico de la naturaleza, todas las especies marinas en algún momento se convierten en presas de otra. En el caso de las tortugas, representa la dieta favorita de los tiburones.
Archbold Robinson comentó que de las siete especies que hay en el mundo, a Providencia la visitan cuatro de ellas: la verde, laúd, carey y la cabezona; pero aclaró que existe evidencia de que llegan a tierra (a anidar), a la fecha, solamente las dos últimas.
“Como hay pastos marinos alrededor de la isla, las tortugas verdes nadan alrededor de ella; pero hasta el momento no tenemos registro de una anidada. Los pescadores dicen que lo hacen en los cayos del Norte, pero como no tenemos evidencia de ello, no lo podemos asegurar”, recalcó.
¿Están naciendo más hembras?
Al consultarle si se ha notado alguna disminución en la frecuencia de anidación, o si es más común ahora el nacimiento de hembras (por cuenta del calentamiento global), el biólogo indicó que este proceso no es constante, dado que la tortuga alcanza su madurez sexual a los 20 años y en el caso de esta entidad no es posible realizar un seguimiento de esa magnitud.
No obstante, señaló que desde 2019 Coralina está haciendo mayores esfuerzos para el seguimiento de anidaciones en las playas lo que –en sus palabras– requiere de mucho personal al cuidado de los nidos, para que los monitoreos sean exhaustivos.
“En estos casos también dependemos mucho de los avisos de la comunidad local o de los turistas. Desde 2023 se han registrado tres nidos, pero seguramente quedan otros sin registrar; y cuando no se sabe cuántos hay es casi imposible saber si subió o bajó la tasa de anidación”, explicó.
En cuanto a si están naciendo más hembras que machos, Archbold respondió que también es relativo porque depende de la temperatura del nido a la hora de la eclosión. Y añadió que para saber con certeza este dato, habría que tener los huevos en laboratorio o en incubadora para controlar rigurosamente la temperatura.
En todo caso, sí dijo que muchos expertos en este tema aseguran que están naciendo más hembras por el aumento en la temperatura, derivado del cambio climático.
Cuidado del nido
En distintos momentos del año, Coralina reporta el hallazgo de un nido en San Andrés o en Providencia; pero poco se sabe del cuidado tan especial que requiere este pequeño y frágil recinto de vida, antes que se produzca el abandono de los cascarones y el tránsito hacia el mar de los juveniles.
Según expresó el biólogo, una vez reportado un nido el personal de Coralina se dirige al lugar para, en primera instancia, confirmar de qué especie de tortuga se trata.
“El conocer la especie es fundamental, porque con eso sabremos cuánto tiempo demora el nido en salir, dado que hay unas que demoran entre 50 y 60 días; otras, entre 60 y 70 días; y de eso depende la programación del monitoreo para su preservación y feliz término”, explicó.
Posteriormente, se revisa si está en un lugar viable porque, según detalló, después del huracán Iota las playas cambiaron su dinámica y distintos factores adversos podrían dañar el nido.
“Muchas veces la tortuga pone los huevos en frente de establecimientos, o en sitios de mucho tránsito de turistas, o cerca de raíces, así que toca moverlos. Después, cuando ya está en el lugar definitivo, hacemos un hueco al lado del nido para revisar el nivel freático de la arena (cantidad de agua debajo del subsuelo)”, agregó Archbold.
Culminadas estas acciones iniciales, se ubica una malla alrededor del nido para darle protección contra animales domésticos, cangrejos o los mismo humanos; o también se puede dejar al aire libre, colocando una señalización que advierta su presencia.
Ambos métodos tienen sus pros y sus contras, aunque cuando no hay malla se requiere de una persona que prácticamente esté dedicada 100% al cuidado del nido, lo que requeriría de mucho más personal con el que no cuenta siempre Coralina.
Sea uno u otro el procedimiento, para la anidación de 50 a 60 días debe hacerse un monitoreo cada 10 o 15 días, en la mañana, mediodía y la tarde, para ver si hay basuras alrededor, si alguien ha hecho fogatas, o si los perros han merodeado; esto, hasta llegar al día 45, cuando se efectúa la inspección principal.
Los pasos siguientes se ejecutan una vez eclosionan los huevos, donde se pesa el 10% de los individuos nacidos, se toman tallas y se realiza la liberación hacia el mar, normalmente a tempranas horas del día.
“Lo anterior es la descripción muy breve de este proceso, que como puede observarse requiere de mucha experticia, vigilancia y cuidado para que se dé satisfactoriamente; tratándose de animales tan frágiles, que fácilmente se pueden convertir en presas antes de llegar al mar; y dado su valor ecosistémico, para evitar que las poblaciones sigan en declive”, concluyó el biólogo de Coralina.