Es poco usual encontrar quiénes ven desde una óptica distinta al peligro y los beneficios que la amenaza pueda aportar. El clásico ejemplo está en cómo durante años el tiburón fue estigmatizado como criatura indeseable. No obstante, gracias a quienes lo han observado como ‘criatura regente’ en los océanos, su figura se ha transformado hasta llegar a ser motivo de turismo.
La amenaza fortalece, obliga a evolucionar, sin ella poco o nada obliga a ser más veloz, mejorar técnicas de camuflaje, permanecer dentro del cardumen, percibir peligro en la cercanía. Así mismo, en el aspecto humano, las amenazas generan movimientos sincrónicos, buscando solución a las debilidades del sistema.
En la actualidad los verdaderos ‘tiburones’ para la especie humana están representados en el cambio climático y los efectos directos e indirectos del calentamiento global. Como muestra de ello se evidencian dos circunstancias diferentes con la misma raíz, la actividad humana en el planeta. La primera: blanqueamiento de las formaciones coralinas y el inexistente desove de corales, la segunda el incremento de eventos huracanados en el Caribe.
Ambas circunstancias son claras evidencias de cómo se ha actuado durante los años de la industrialización basada en indicadores financieros sin contar con los efectos que conlleva. Estos mencionados efectos secundarios llegan a ser ‘campanazos’ cual dominguera torre de iglesia. En otras palabras y de una discreta manera, la naturaleza ha dicho “agúzate que te están velando”.
Para la población local es claro que estar en temporada de huracanes no significa que todos los días arrecian vientos tenebrosos, rayos y centellas, oleaje de seriado de terror. Que son eventualmente que pueden hacer presencia, sí. Pero eso no lo sabe el visitante. Máxime cuando la prensa amarillista, con el fin de ganar seguidores, pública exagerados titulares sin fondo que los respalde. Habrá que ser claros y certeros en qué y cuándo suceden para tranquilidad de los visitantes.
Tendrá que ser muy ágil y astuto el archipiélago para vender turismo ante semejante espectáculo a mostrar, por un lado. Por el otro, ser un archipiélago resiliente sí es motivación para el visitante. Para lograrlo el gobierno actual tendrá que hacer gala de sus mejores atributos en gobernabilidad y gobernanza hasta lograr que ‘la especie anfitrión’ actúe acorde.
Una posible solución es que sea una fuente oficial quien a diario presente las acciones tomadas en el archipiélago, el estado del clima y los pronósticos de la semana, de forma tal aporte conocimiento el empresario local a la vez que se le ofrece información avalada al visitante que le facilite la toma de decisiones.
¿Y los coralitos? Ya veremos, aún está tibio el perol...
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