En los últimos días el presidente Gustavo Petro Urrego ha lanzado la propuesta informal de convocar a una nueva constituyente. Idea que ha sido rechazada por diferentes medios de comunicación y líderes políticos de nuestro país.
Ellos expresan, entre otras cosas, que es imposible, que los tiempos no alcanzan, de acuerdo a lo estipulado en las normas que rigen la convocatoria de para este ejercicio de iniciativa y voluntad popular y democrática.
Cuando el ser humano escucha la palabra, el principio del ‘no es posible’, es imposible. Se le disparan las ideas para hacer posible lo que aparentemente no es posible. Se abre un reto, y por lo general desaparecen los obstáculos de lo aparentemente ‘imposible’.
Soy uno de los que creé que es viable y estoy a favor de una nueva constituyente. A pesar de que no cuenta con el apoyo de la mayoría del senado. Ya que no debemos enfrascarnos solamente en la interpretación política de que el presidente “busca reelegirse o aumentar su período”.
Seguramente, hay aspectos positivos que evaluar y los gremios tanto políticos, como económicos de las diferentes regiones del país, deberán revisar esta posibilidad y no dejarnos coger por sorpresa. Uno de los puntos que seguramente saldrá a relucir en los próximos días es el tema de la descentralización del país lo cual le conviene a todas las regiones.
Colombia está en mora de ser un País Federal para dar mayor desarrollo geopolítico, económico y social a todo el país. Y San Andrés no debe quedarse por fuera de esta nueva posibilidad, para plantear lo que requiere nuestro Archipiélago para alcanzar su mayor nivel de desarrollo en lo político, económico, cultural y social.
En este sentido, es de aclarar, que autonomía no es sinónimo de independencia.
Pero sí, por ejemplo, tener la autonomía de decidir con qué sector del Caribe y Centro América queremos relacionarnos para tener intercambios comerciales, económicos y culturales. Y tomar de manera autónoma el desarrollo de nuestro mayor producto: el Turismo y nuestro Mar Territorial.
Quiero invitar a la población residente y raizal de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. A sus líderes cívicos, religiosos, políticos, empresarios, comerciantes, a prepararnos para lo que aparentemente es imposible, pero puede ser posible de un momento a otro. Y que logremos, así, de una vez por todas, ser un departamento insular autónomo.
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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.
