Pasa que cuando fijas tu atención en un elemento en particular, este empieza a aparecer en todas partes. Es uno de los fenómenos de la atención que focaliza y selecciona del entorno, casi como si filtrara la realidad para dejar expuesto solo eso que nos interesa, algo como la niña del abrigo rojo en la ´Llista de Schindler'.
Por eso si nos fijamos con atención, si nos decidimos a buscar los gestores del cambio, de pronto estarán en todas partes. Vamos a descubrir que en el programa Ondas del ministerio de Ciencia y tecnología, han elevado la barra y ahora hay niños escribiendo artículos científicos, haciendo jabones con ‘matarratón’, monografías sobre la historia de la comunicación insular, investigando sobre tiburones, sobre cambio climático y sobre los mitos y las leyendas del territorio.
Si levantamos la superficie agobiante, se encuentra uno a maestros dando mil pasos más allá de lo contratado, líderes estirando el presupuesto de las casas lúdicas para mantenerlas vivas, fundaciones estimulando el arte con vehemencia, deportistas que superan sus propios límites y se hacen titanes.
Si se agudizan los sentidos, se pueden escuchar los pequeños que arman una filarmónica, el teclear frenético de nuevos poetas y coros angelicales que le dan una nueva banda sonora a esta película. Si uno presta atención se encuentra que las instituciones educativas están ampliando la oferta, que le apuestan al talento, a la innovación, a robots hechos en el Caribe y transformación de residuos en productos útiles.
Si uno hace silencio, escucha las esperanzas de los 19 nuevos alumnos de la facultad de enfermería de la Universidad Nacional, y las ilusiones de las madres que inscribirán a sus hijos en los dos nuevos programas que vienen: Derecho e ingeniería Ambiental. Las tres completamente enseñadas en un territorio que antes exportaba jóvenes y ahora los educa.
Hay que agudizar las antenas, elegir ver lo bueno.
Claro que los problemas no desaparecen, están ahí y nos tropezamos con ellos todos los días. Entorpecen el camino, fastidian. Pero cuando se ve el paisaje completo, cuando se cuenta todo el cuento, esta es una historia que se está reescribiendo todos los días y a la que se le siente el aroma de un episodio épico en camino.
Solo por hoy y como un ejercicio de humanidad, podemos enfocarnos en las cosas increíbles que estamos haciendo juntos.
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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.