Variadas labores de reforestación se vienen desarrollando en las islas desde hace unos años, lideradas localmente por la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago (Coralina). A propósito del Día del Árbol, que se celebra este 29 de abril, EL ISLEÑO dialogó con Rubén Azcárate, biólogo marino de la subdivisión de Mares y Costas de la entidad, para conocer detalles de esta iniciativa que avanza de la mano de Masbosques.
El punto cero de la restauración y posterior reforestación, fue el paso de los huracanes Eta e Iota, siendo este último el que mayores estragos produjo, principalmente en Providencia y Santa Catalina.
El tránsito del huracán devastó más del 90% de la capa vegetal del municipio, y por ende, desde el nivel nacional se emprendieron sendos esfuerzos para recuperar sobre todo los ecosistemas de bosque seco tropical y de manglar.
¿Desde cuando se vienen desarrollando estas siembras y qué resaltaría del proceso?
Las primeras intenciones se dieron a finales de 2020 cuando Coralina, inicialmente en conjunto con el Ministerio de Medio Ambiente y la corporación Masbosques, lideraron unas acciones en pro de esta recuperación de la mano con la comunidad.
Para ello se vincularon personas que hubieran sido damnificadas por el huracán, mediante la creación de viveros y desarrollo de métodos para emprender la reforestación. También se adquirieron plantas en las áreas protegidas que Coralina había resguardado durante años, como el Parque Regional Old Point (en San Andrés), prácticamente la fuente principal de plántulas de manglar necesarias para reforestar grandes extensiones en Providencia.
Luego, en 2021 se realizaron múltiples actividades de siembra en torno a esta recuperación; y posteriormente, en 2022, gracias a un nuevo convenio, ahora entre Coralina y Masbosques, se hizo el esfuerzo de reforestación más grande de los últimos años en las islas, logrando restablecer más de 40 hectáreas, 20 de bosque seco tropical y 20 de manglar y otras áreas de restauración previstas en el proyecto.
En total, se pudieron sembrar más de 44 mil plantas (entre bosque seco y manglar) entre ambas islas, con mayor proporción en Providencia dado que el efecto fue mayor allá.
Al finalizar el año 2022 se pudo vincular a 350 personas de la comunidad y a 100 más, en lo relativo al proyecto de reforestación, contando con auxiliares, técnicos, tecnólogos y profesionales, cuyo trabajo comprometido permitió alcanzar esas importantes metas.
¿A estas personas se les vinculó a través del sistema de ‘pago por servicios ambientales’?
No, se hizo mediante la figura de ‘incentivo a la conservación’, muy similar al ‘pago por servicios ambientales’ pero a una escala un poco más pequeña, y donde no está vinculado necesariamente tener un predio propio.
Este personal realizó actividades de limpieza de zonas afectadas, despeje de arroyos, restauración de corales, producción de plantas en viveros, recolección o asistencia en la germinación de semillas en campo, seguimiento posterior al cultivo, y otras.
Vale resaltar que la vinculación priorizó a quienes habían sido afectados directos del fenómeno natural, como amas de casa, mujeres cabeza de hogar, personas sin empleo, profesionales que lo necesitaban en su momento, y a jóvenes y adultos mayores.
Con el paso del tiempo, y a medida que las personas iban consiguiendo empleo, éstas dieron la oportunidad de brindar ese ‘cupo’ a otros interesados en hacer parte del proyecto, que año a año ha sumado importantes logros.
El convenio inicial, que se celebró en 2020, ha ido renovándose cada año y se espera continuar este 2023 con actividades adicionales contempladas en el proyecto, puesto que es fundamental hacer seguimiento a las áreas sembradas y realizar otras labores conexas.
Metas más que superadas
Enfatizo que las acciones más grandes se ejecutaron en Providencia y Santa Catalina, dado el grado de devastación que sufrieron después del paso del Iota; siendo en 2021 donde se sentaron las bases de acciones mucho más grandes.
Cuando se empezó a sembrar mangle, el objetivo era producir entre 5.000 y 10.000 plantas; sin embargo, incluyendo solo el área marina, habían 90 hectáreas entre pastos marinos, arrecifes de coral y manglares, que debíamos no tanto restaurar pero sí contribuir a remover escombros y demás para proceder con la siembra. En el lado tierra, debíamos despejar senderos y rehabilitar el paso de las personas.
Finalmente, en 2022 comenzaron las acciones más concretas, logrando –como comenté antes– llegar a las 40 hectáreas reforestadas, con el apoyo de la política ambiental del Gobierno Nacional anterior denominada ‘180 millones de árboles’, de los cuales Coralina contribuyó con 45 mil para Providencia.
En San Andrés se hizo más énfasis en limpiar distintos ecosistemas, recuperarlos, y producir las plántulas en los viveros de los agricultores, que contribuirían más adelante a las jornadas de siembra en esta isla y en el municipio.
Es así como gracias a este esfuerzo colectivo, de largo aliento, las islas se siguen reverdeciendo.