La colección de libros ‘Vestigios del huracán Iota en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina’, es una iniciativa literaria y ambiental que busca narrar los acontecimientos atmosféricos ocurridos en la madrugada del 16 de noviembre del 2020, desde la voz y el sentir de sus protagonistas.
Se trata de una gestión colectiva entre la Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe; la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago (Coralina) y ‘Mamaroja Company’, para producir cuatro obras en que diferentes voces relatan, a través de diversos géneros, el miedo y la zozobra que sintieron y que, al mismo tiempo, confirmaron la fragilidad del territorio insular frente a la crisis climática mundial.
Los libros, publicados bajo el sello ‘La Raya en el Ojo’, son: ‘Al viento’, de Luz Carmiña Cruz; ‘El mismo cielo’, de Claudia Aguilera; ‘Todo voló’, con relatos de Arelys Fonseca, Eugenia Ramos, Monique Schoch, Luz Marina Livingston, Doris Elena Londoño, María Salcedo, Cristina Bendek, Amparo Pontón y Claudia Aguilera; y ‘Leer la naturaleza’, con cuentos y reflexiones de estudiantes, profesores y expertos en la materia.
Gestores de ultramar
María Matilde Rodríguez, directora de Mamaroja Company, dijo que se trata de una iniciativa conjunta para visibilizar temas ambientales, en especial aquellos tan sensibles como los huracanes y el cambio climático que afectan al Archipiélago.
A su turno, Adriana Santos, rectora de la sede Caribe, de la Universidad Nacional de Colombia, indicó que la divulgación de los libros hace parte de un proyecto de sensibilización con diferentes actores que, de la mano de Coralina, “viene escuchando a los protagonistas que vivieron los impactos del cambio climático de una manera lúdica, estética o literaria, pero sin perder el contexto biológico de fondo”.
Por último, Arne Britton, director de Coralina, manifestó que fue muy emocionante participar en esta iniciativa que combina la literatura con algunas de sus funciones misionales, como la conservación y la sensibilización ambiental. “Propendemos porque nuestra relación no sea solo con los infractores o las instituciones, sino también con los demás actores de quienes depende el cuidado de nuestras islas… y qué mejor que a través de la lectura”, puntualizó.