En los sistemas políticos demócratas donde el pueblo ejerce la soberanía, este interviene en el gobierno manifestando su opinión o parecer en la decisión sobre un asunto y en elección de personas para cargos representativos.
Vote por… es lo que aparece en todos lados. En un par de meses estaremos eligiendo gobernadora del Archipiélago, pues solo hay mujeres aspirando a ese cargo, diputados a la asamblea departamental, alcalde de las islas de Providencia y Santa Catalina, con solo dos hombres inscritos y concejales de dicho municipio.
El paisaje se ha congestionado de anuncios publicitarios que predican las bondades de los postulados a los cargos de elección popular buscando seducir a los ciudadanos por su voto.
Para participar en las elecciones departamentales y municipales en el archipiélago de San Andrés y Providencia, no solo es necesario presentar el documento de identificación que es la cédula de ciudadanía sino además la tarjeta de la Oficina de Control de Circulación y Residencia (Occre) que acredita la estadía legal del elector en el territorio insular.
Las personas que reciban el favor de las mayorías el próximo 30 de octubre tendrán la responsabilidad para la conducción política y administrativa del departamento en el siguiente cuatrenio.
Qué más quisiera uno que fueran escogidos los más probos, eficientes y trasparentes para atender los asuntos públicos sensibles a todos. No es necesario enumerar aquí los temas que saltan a los sentidos por cualquiera parte, están en la propaganda de los candidatos y registrado en sus programas.
Pueda que los candidatos no sean tan buenos como se auto anuncian pero ojalá no tan malos como predican sus detractores, para bien de la comunidad. En todo caso, son el espejo del conglomerado.
Lo que observamos es a un elector empoderado, irreverente, casi un tirano con eso que se llama voto, por lo general actúa en exceso individualmente en la decisión de escoger dignatarios, cuando la esencia de la democracia es la búsqueda de las opciones más convenientes a las mayorías poblacionales.
Kent Francis James
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