Con motivo del Día Mundial de los Océanos, que se conmemora cada 8 de junio, EL ISLEÑO dialogó con Josselyn Bryan Arboleda, bióloga marina raizal e incansable protectora de los ecosistemas marinos del Archipiélago.
Esta importante fecha fue designada en 2008 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, para recordarnos a todos el papel importante que tienen los océanos en nuestra vida cotidiana.
Son ellos ‘los pulmones’ de nuestro planeta y la principal fuente de proteínas para millones de personas en todo el mundo; además, el hogar de la mayor parte de la biodiversidad de la Tierra.
Sin embargo, muy a pesar de todos estos beneficios, hoy nos necesitan más que nunca. Estamos extrayendo mucho más de lo que ellos mismos pueden reponer.
Según cifras de las Naciones Unidas, en un 90% se ha mermado la cantidad de grandes especies de peces, y el 50% de los arrecifes de coral están destruidos; por lo que en un día como éste, dicha organización insta aún más a buscar un nuevo equilibrio, a trabajar juntos, para tratar de devolver su vitalidad.
Un propósito que nos une
A eso se dedica ‘Joss’, como popularmente se le conoce a esta valiente isleña, que desde muy joven sintió que debía dedicar su vida al cuidado de los ‘gigantes azules’.
Ella es bióloga marina y tecnóloga en Biotecnología Acuática de la Universidad del Sinú, seccional Cartagena; y en los próximos días, iniciará una maestría en Biología con énfasis en Ciencias Marinas, con la Universidad Nacional.
Actualmente, es coordinadora del programa ‘Meaningful Diving’ de Corales de Paz en Providencia; y coordinadora del proyecto ‘Citizen-science based evaluation of coral reef recovery post hurricane in Providencia island 2022’, de la Corporación Centro de Excelencia en Ciencias Marinas (CEMarin).
Previamente, laboró con la autoridad ambiental Coralina, con la Secretaría de Agricultura y Pesca de San Andrés y con el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andréis (Invemar).
Josselyn tiene apenas 26 años, y ya es capitana de lancha y exitosa cazadora de pez león; además de una profesional totalmente apasionada por lo que hace.
Además, ha participado en numerosas acciones ambientales y científicas, como limpiezas submarinas; restauración, siembra y recolección de corales; monitoreo de caracol pala en isla cayo Serrana; y como investigadora en la Expedición Seaflower Old Providence 2019.
“También participé en la campaña ‘Pure Parrot Fish’, con la Fundación Providence, en pro de la conservación del pez loro; me dedico a la restauración de los manglares en Providencia y he trabajado mucho con la comunidad local, tanto de San Andrés como de Providencia”, explicó la bióloga.
Dicho trabajo es principalmente de concientización, respecto al manejo de los llamados ‘residuos de línea blanca’, y por supuesto, en la importancia de los océanos, con personas de diferentes edades.
Recientemente, participó en la capacitación de pescadores artesanales en Providencia, para que ayuden a los biólogos en el monitoreo de las guarderías de coral, haciendo foto-mosaicos que después se convierten en valiosas imágenes 3D.
“No hay que renunciar a los sueños”
Durante nuestra conversación, Joss recordó aquella época cuando –más por darle gusto a su mamá– iba a estudiar Control de Tráfico Aéreo; inclusive, ya había aprobado unos exámenes en el Centro de Estudios Aeronáuticos (CEA) y su papá había pagado el dinero correspondiente.
“Pero, cuando tenía 18 años hubo una expedición a cayo Bolívar. Allá duramos cuatro días, fue una experiencia fantástica y por primera vez vi un tiburón de arrecife; aunque me asusté mucho, en ese momento sentí que el mar era lo mío, fue como un llamado de la sangre porque en mi familia hay capitanes de barco y pescadoras”, comentó.
Ahí los planes cambiaron: comenzó a estudiar en la Universidad Jorge Tadeo Lozano (en Bogotá), resultándole muy difícil al principio, por el tema de la movilidad y la alimentación, además de los altos costos que supone estudiar fuera de San Andrés. Pero nunca se rindió.
“Más adelante, me enteré que abrieron la carrera en Cartagena, y eso me facilitaba mucho las cosas porque mi papá vivía allá; además, desde el primer semestre entrábamos al mar, a diferencia del programa en la Tadeo, en que íbamos a mitad de la carrera”, detalló.
Control del pez león
Con respecto al estudio de esta especie invasora en aguas del Caribe, Josselyn comentó que en 2015 comenzó su interés en el tema.
Con mucho esfuerzo y el apoyo de su tío, asistió ese año al congreso de Colacmar-Senalmar en Santa Marta, donde se trató ampliamente dicha temática. Allí se contactó con uno de los ponentes, para que le permitiera, como futura profesional sanandresana, ser parte de los proyectos de investigación y mitigación del pez.
“Ahí conocí a muchas personas del medio científico del país. Inicialmente comencé en Cartagena, ayudándolos a capturarlos, a tomar datos y a procesarlos; posteriormente, empezaron a pagarme viáticos para viajar a San Andrés, para apoyar la investigación de doctorado que realizaba, en su momento, la bióloga Diana Bustos”, relató
Gracias a ese voluntariado, se adentró en el conocimiento más profundo del pez león; luego vino su certificación como buzo, y más adelante los recordados torneos de caza de pez león organizados por Coralina, que ganó en muchas ocasiones.
Así mismo, en 2018 asistió a nombre de Coralina y junto a otros ganadores de esos torneos, a un intercambio en Curazao para hablar de cómo en Colombia, y particularmente en el Archipiélago, las autoridades ambientales regionales estaban enfrentando la problemática generada por la invasión de esa especie.
“Todo lo que he logrado ha sido ‘con las uñas’, muy luchado; muchas personas piensan que estas oportunidades me caen del cielo y no es así. Si uno no lucha por lo que quiere, si no se propone metas, no llega a nada”, puntualizó Bryan Arboleda.
Y finalizó la entrevista con el siguiente mensaje, a propósito de este importante día:
“Les recuerdo que la Tierra se conoce como el ‘planeta azul’, precisamente por la abundancia de nuestros océanos, los mayores aportantes del oxígeno que respiramos, y el alimento y otros beneficios que nos brindan. Por eso, todos debemos actuar en pro de su bienestar, así vivas en un lugar donde no haya mar: estudia cómo reducir gases de efecto invernadero en tus actividades cotidianas, no utilices tanto plástico, reutilízalo al máximo y compra de manera responsable; respeta las especies que están en veda, aun en el sitio donde vives”.
“¡El océano nos necesita!”, concluyó