La Corte falló lo que la mayoría anticipó: que Colombia vulneró en parte el derecho internacional y la llama a tomar medidas para rectificar su accionar en relación al incumplimiento del fallo de 2012 porque trasgrede la jurisdicción de Nicaragua.-(foto: Miky Calero)
Como anticipamos también, la Corte llama a las dos partes a negociar el respeto de derechos de pesca artesanal raizal en zonas cedidas a Nicaragua, pero no a negociar zonas marítimas, algo que en todo caso pueden hacer los dos países y es lo que busca Colombia a través de su estrategia.
Esto no es algo sorprendente y, de hecho, en parte el presidente Duque anticipó esta decisión y dijo ayer que sólo se puede cumplir el fallo –que implica el cambio de la delimitación marítima del país– a través de un tratado bilateral con Nicaragua incorporado a una ley como lo ordena la Constitución Nacional.
Ante esto, se espera que Colombia continúe con su política, hasta tanto logre asegurar que se respeten los derechos ancestrales de pesca artesanal y todo lo que encierra el desarrollo sostenible –aunque la corte no lo menciona específicamente– de la Reserva de Biosfera Seaflower, ungida por la Unesco. Dos asuntos que ahora cobran más vigencia e importancia que nunca.
Negociación bilateral
Colombia buscará con la negociación bilateral lograr una situación más favorable a las islas y podría usar argumentos contudentes en el caso pendiente de la plataforma continental para mejorar su posición negociadora.
Al mismo tiempo, podrá continuar, a través de sus fuerzas militares, ejerciendo el control territorial para contrarestar delitos transnacionales como el narcotráfico y otros, por ejemplo, contra el medio ambiente y la biodiversidad.
Por último, a nuestro parecer, la Corte le entrega cierta 'victoria' parcial al país porque le reconoce los retos que tiene de encarar para cumplir con el fallo de 2012 que, a la vez, afecta esos derechos históricos de pesca artesanal. Y reconoce que esos derechos deben ser tenidos en cuenta.
Es tiempo de tomar en cuenta a la 'Gran Seaflower', es tiempo de desarrollo sostenible y solidario. Es tiempo de respetar al unísono, al pueblo ancestral de este Archipiélago. Y, sobre todo, a los pescadores artesanales de Providencia, Santa Catalina y San Andrés.