Ashkelon D. Francis, mi abuelo, había nacido en 1873 en esta isla, para 1900 leía, escribía y hablaba el idioma español perfectamente, desempeñándose como funcionario público que elaboraba las actas y memorias en la lengua oficial.
Fue autodidacta en conocimientos del castellano, antes había recibido formación académica en The First Baptist Church School, fundada en 1844, en primaria y secundaria, y en Kingston adquirió estudios más avanzados en matemáticas y humanidades.
Sufrieron la invasión de Nicaragua a la costa nuestra -la Mosquitia- a comienzos del siglo XX, que dividió nuestras familias, y fueron testigos de la separación de Panamá.
Después de esos sucesos, un grupo de infantería del ejército nacional acantonó en la isla para defender nuestra soberanía. Sin apoyo logístico, cuentan los abuelos sobre los abusos en contra del patrimonio y bienes de la población, hasta violaciones sexuales a sus mujeres que obligaron a la reacción enérgica de los isleños que produjeron daños en la salud de los uniformados.
Mi abuelo fue notario en la isla por seis lustros, fue uno de varios fundadores de la Iglesia Misión Cristiana en 1914, navegante y constructor de sus pequeñas embarcaciones, pescador y sembrador en su parcela.
Willis Francis Davis, mi padre, nació aquí en 1923, fue el menor entre once. El también dominaba excelentemente ambas lenguas, formal y académicamente, habiendo estudiado en la isla y después en la ciudad de Barranquilla donde se graduó de educador normalista y después obtuvo el título de navegante mercante en la ciudad de Nueva York.
Separación idiomática
Sin duda estos hombres bilingües constituían escasas excepciones a la regla para la época. La casi totalidad de la población recibía instrucción únicamente en el idioma inglés -hasta finales de los años 20 cuando llegaron los religiosos Terciarios Capuchinos- y en creole en casa.
También la casi totalidad de las autoridades que llegaron, llámense administradores del cantón como lo fuimos del departamento de Bolívar hasta 1912, o Intendentes Nacionales, comandantes y/o agentes de policía, militares o resguardos aduaneros, solo sabían español, generalmente, lo que demostraba el poco interés en integrar a los servicios oficiales a los nativos.
Mi abuelo fue durante mucho tiempo un intermediario, traductor y sus buenos oficios sirvieron para la comunicación entre gobernantes y el pueblo raizal.
Cuentan cómo sin entender una palabra en español recitaban y cantaban el himno nacional, coro y todas sus estrofas, y celebraban desde tiempos muy atrás las fiestas patrióticas del 20 de Julio y el 7 de Agosto, cívicamente mejor y con más afecto de patria que en otras partes del territorio nacional.
Amor por las islas y por Colombia
Bajo influjo de puritanos, protestantes e independientes, buscaron en este archipiélago un remanso de paz, lejos de los conflictos religiosos y de las discriminaciones europeas. La distancia de las costas colombianas les permitió, de facto, una autonomía en su organización económica, social y religiosa.
Fundaron la primera iglesia luterano-calvinista en el continente centro y suramericano, impartieron sus conocimientos en la construcción de embarcaciones, viviendas y en las ciencias de navegación y marinería. Mantuvieron autonomía en su transporte marítimo comunicándose con los puertos de su interés.
Nuestros ante pasados conocieron de las crueldades del esclavismo y de la trata, por parte de los británicos y de los americanos del Norte por lo que nunca aspiraron ser sus súbditos.
Colombia para nuestros abuelos era un paraíso mientras menos llegaran por acá ya que ellos sostenían su nacionalidad fielmente.
Nuestro día de la emancipación
Derrotado el Libertador se escapa a Kingston donde escribe su Carta de Jamaica y luego pasa a la primera república negra independiente Haití, donde Alejandro Petión lo rearma con hombres, armas, dinero y barcos. A cambio pidió libertad para los negros esclavizados de las tierras que liberara. Murió Bolívar sin cumplir con su promesa de libertar a los negros.
Mientras tanto Philip B. Livingston inicia desde 1834 una campaña a favor del negro libre, con asignación de tierras para su sostenimiento y les organiza un sistema de educación y de formación en oficios.
Por eso celebramos el 1º. de Agosto como el día de la emancipación en el archipiélago, igual que en el Caribe británico.
Nueva economía
Todo cambió con un plumazo cuando se decretó el puerto libre. Aunque desde antes existieron presiones que sortearnos y asimilarnos como partes interdependientes.
La no integración, ni protección a los bienes y medios de producción de los originarios nos ha colocado en grave e insuperable desventaja. El espejismo del progreso material.
Se sabía lo que venía, otros lo sabían y muy pocos de los nuestros. Cambiamos nuestras tierras por taxis, motos, tiendas de barrio, y algo de educación a los hijos.
Y aunque en el artículo 310 de la constitución se ordena “…regular el uso del suelo y someter a condiciones especiales la enajenación de bienes inmuebles con el fin de proteger la identidad cultural de las comunidades nativas y preservar el ambiente y los recursos naturales del archipiélago”, no hemos logrado esto en 20 años.
Ahí se nos vino el poder del establecimiento imponiendo su política con el ejemplo de las exploraciones y explotaciones petroleras, entre otras.
Nuestros padres nos enseñaron a amar nuestro país. ¿Qué está haciendo Colombia por conservar ese amor?
Nuestra colombianidad
España colonizó la mayor parte de América; nosotros fuimos de Centro América y luego de la Nueva Granada para tiempos de las independencias.
Al constituirse la república nos agregamos y somos parte del país nacional, con todas sus vicisitudes.
Tenemos la viabilidad constitucional para conformar una región autonómica en procura de la sostenibilidad y sustentabilidad étnica y ecológica.
Debemos definir nuestras metas dentro del Estado, con su apoyo y en armonía, y por el derecho a existir dignamente en nuestro territorio.
Otra cosa es preguntarse a sí mismos por una independencia política, que requiere de saber si la queremos, o sea contarnos; de conocer de las probabilidades de auto sustentación; de tener capacidades para garantizarle a los otros Estados el control y dominio sobre nuestro territorio para estar fuera del alcance, del uso y abuso de los narcotraficantes, de representarnos ante las comunidades de naciones y otras muchas obligaciones.
¿Seriamos económicamente independientes con el supuesto petróleo que dicen explorar en nuestras aguas? No lo creo y por el contrario podría ser un desastre, una hecatombe.
Seamos argumentados y serios en las propuestas.
Kent Francis James
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