Entre el 9 y el 12 de septiembre se realizó desde las islas el ‘II Festival de Navegación Tradicional del Caribe Insular’, un evento virtual organizado por Sea, Land & Culture Old Providence Foundation (Prosealand), el cual fue apoyado por el Ministerio de Cultura desde el Programa Nacional de Concertación Cultural. Por ello, Welcome Caribe dialogó con Ana Isabel Márquez*, coordinadora general del mismo.
En su segunda edición, esta vez con el slogan ‘Dinamizando la cultura marítima del Pueblo Raizal’, Prosealand buscó seguir insistiendo en resaltar la importancia del mar para nuestras sociedades, en clave con la cultura, el arte y los saberes ancestrales.
Si bien, a causa de la modernidad muchas de las prácticas, modos de vida y conocimientos tradicionales están en riesgo de desaparecer, el mar sigue siendo transversal a la cotidianidad isleña, fuente de inspiración y componente fundamental de la historia y memoria del pueblo Raizal del archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
De ahí la valía de espacios como éste, que ofreció una interesante agenda de actividades culturales, lúdicas y académicas, dirigidas a un público amplio y diverso; tales como charlas, talleres, muestra de experiencias pedagógicas y diálogos de saberes con navegantes, carpinteros navales y pescadores de Providencia y Santa Catalina, Barú y Acandí; además de invitados del Caribe anglo y francófono.
“En vida, hermano… en vida”
Como acto inaugural, el 9 de septiembre se realizó un sentido homenaje en vida al capitán providenciano Elijah Archbold, quien a sus 76 años sigue siendo un apasionado por las regatas de -catboats, una de las manifestaciones culturales marítimas más representativas del pueblo Raizal.
A ‘Mr. Laiji’ –como comúnmente se le conoce en Providencia–, se le reconoce como el inspirador del resurgimiento de estas competencias en los años noventa, por el empuje dado a la actividad al reiniciar la construcción de este tipo de embarcaciones para su propio uso.
El homenaje contó con la presencia de los carpinteros Ligorio Archbold y Gustav Henry, muy cercanos al capitán y a la construcción de -catboats. Precisamente Henry reconstruyó una de estas embarcaciones en 2015, que se remodeló el año pasado y se pensaba estrenar este 2020; pero la pandemia ha impedido la realización de nuevas carreras, entonces la celebración quedó en -stand by.
Catboat: invitado infaltable
Dada la alta importancia que desde hace varios siglos se le ha dado a esta embarcación, por sus características de diseño y construcción y, más que nada, por lo que representa para la tradición Raizal –lo que incluso le valió la oportunidad para integrar desde hace algunos años el Plan Especial de Salvaguardia, como muestra del Patrimonio Cultural Inmaterial Marino del Archipiélago–, este año fueron diversas actividades las encargadas de reconocer su valor.
Por ejemplo, Luis Antonio Howard, un destacado artista oriundo también de Providencia, dictó un taller de pintura para estas ágiles embarcaciones; se tuvo una exposición virtual e incluso una interesante charla con miembros del ‘Cayman Catboat Club’, organización basada en Islas Cayman que busca visibilizar la historia de estas embarcaciones diseñadas primeramente en ese territorio insular para la caza de tortugas; y que a mediados del siglo XX fueron adoptadas por raizales de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Al respecto, Márquez explicó que la tradición de los -catboats sigue estando viva en nuestras islas, pero la mayor dificultad radica en la transmisión de saberes a las nuevas generaciones, porque su fabricación no es constante (es muy costosa); y este proceso es el que permite de una manera más directa y llamativa, la enseñanza de este arte a los más jóvenes.
Por las dimensiones y peso de los -catboats, su construcción y lógicamente su conducción está orientada principalmente a mayores de 18 o 20 años; por tal motivo, es más común que los niños comiencen a conocer las lides de la navegación a través de los -cotton-boats (barquitos a escala, tallados con madera de -cotton-tree) y de los -husk-boats (con la corteza de coco). Por eso –insiste la investigadora y docente universitaria– es vital crear más espacios para que los pequeños se vinculen activamente a estas prácticas, y se dé el relevo generacional necesario para que no desaparezcan.
Narración oral y transmisión de saberes
Para ello y pensando en los más pequeños, se realizó dentro de la programación un corto taller de fabricación de -husk-boats y una carrera de-cotton-boats, actividades organizadas con antelación y especialmente para la ocasión, para resaltar igualmente estas tradiciones, menos conocidas y muy debilitadas con el paso de los años.
Asimismo, en torno a este tema de carpintería naval y transmisión de saberes, se desarrolló igualmente un diálogo virtual con tres colombianos portadores de dicho conocimiento: Wilmer Gómez, líder de Barú (Cartagena) y descendiente de navegantes y pescadores; Elías Berrío, carpintero de ribera originario de Acandí (Chocó), quien trabaja en la ‘ciudad heroica’; e Ilirio Jay, carpintero y pescador providenciano.
Y como la narración oral es propia de las poblaciones del Gran Caribe, sin importar las barreras idiomáticas, el festival también tuvo invitados de habla francesa quienes se refirieron a la ‘Yole Ronde’, embarcación y práctica de navegación tradicional en Martinica.
En este conversatorio intervino uno de los sabedores más reconocidos de esta práctica, el capitán y constructor George-Henri Palmarès; y la antropóloga Maguy Moravie, quien ha dedicado sus investigaciones a la comprensión del oficio y a los complejos problemas asociados a la identidad, etnicidad y la pertenencia, muy presentes en Martinica.
Además, se tuvo una franja de ‘Cuentos del Mar de San Andrés, Providencia y Santa Catalina’, a cargo de Lolia Pomare, destacada narradora de historia sanandresana; actividad que se adelantó en creole y en español. Tras cuatro días intensos de internación con la cultura marítima del Caribe, el sábado 12 de septiembre en horas de la noche, el festival dijo “adiós” a su segunda versión, con las infaltables tonadas de música típica a cargo de la agrupación ‘Katia Bowie and the barefoot boys’.
Recursos para la cultura en Colombia
Como se resaltó en un principio, este segundo Festival de Navegación Tradicional fue beneficiado con recursos del Ministerio de Cultura, cuya programación –trilingüe–, con la llegada de la Covid-19 y la medida de confinamiento preventivo, tuvo que volcarse inevitablemente a la virtualidad.
Al respecto de este nuevo apoyo desde el sector público, Márquez resaltó que fue fundamental porque, “si bien no son grandes sumas de dinero, el archipiélago se beneficia al ser un departamento pequeño; y es un impulso norme que compensa el esfuerzo en el que persistimos, de hacer visible sus tradiciones. Recursos que no se percibirían desde ningún otro campo o ministerio”, explicó.
Y agregó “hace algunos años, junto a otras dos personas, participamos y ganamos una beca Caro y Cuervo en la línea ‘Investigación en Lingüística’, dentro de la convocatoria de Estímulos de MinCultura. Eso, y el deseo de desarrollar esta interesante propuesta, me dieron la confianza para apostarle a Concertación Nacional, aunque el formulario es más largo y los requisitos más complejos; afortunadamente accedimos a estos recursos disponibles para el archipiélago”.
Respecto al equipo que integra este proyecto, la también antropóloga, indicó que están sus padres Germán Márquez y María Eugenia Pérez, como miembros de Prosealand; y su esposo Jessie Cruz, encargado de la coordinación logística. Adicionalmente, el profesional en medios audiovisuales, Carlos Clavijo, quien desde la ciudad de Bogotá se encargó de la página web y de que todo saliera de manera exitosa con las transmisiones a través de la plataforma Google Meet, para vincularlas simultáneamente con las redes sociales de la fundación.
“Igualmente contamos con el apoyo de valiosos aliados locales, como la artista Katia Bowie, con quien he trabajado desde hace varios años y que en esta edición presentó varias de las actividades en vivo; con Miguel Penilla de la fundación ‘A Pie Limpio’, con el que adelantamos previamente pregrabados de entrevistas en creole (subtituladas) y con ello logramos más interactividad en la programación. Además de la Casa Editorial Welcome en la difusión, y de otros particulares quienes aportaron en especie y con recursos económicos”, explicó.
Balance final
Como en todo proyecto, se tejen en un principio diferentes expectativas y existe la tensión normal ante el reto que se asume. En el caso particular de este festival, el más grande temor giraba en torno a la conectividad; pero dada la instalación previa de cada actividad y gracias a su aliado en Bogotá, este escollo potencial fue superado exitosamente.
“Puedo decir que la programación de cuatro días fue de muy buen recibo entre nuestros seguidores, recibimos excelentes comentarios durante y después de las transmisiones; y las actividades se pudieron realizar de manera continua, tal y como lo planeamos.
El éxito también radicó en que hicimos mucho más de lo que le propusimos al Ministerio, porque en un principio se plantearon solamente cinco actividades, pero la programación tuvo en total trece; una apuesta muy ambiciosa, si pensamos que muchas de ellas tuvieron que modificarse y adaptarlas a lo virtual, aunque lo que en principio parecía un obstáculo, finalmente se convirtió en una oportunidad que nos permitió tener invitados internacionales que difícilmente hubiéramos podido traer a la isla de forma presencial.
El festival también nos permitió, en medio de esta crisis económica, aportar en algo a la isla, generar diálogos aun desde el confinamiento. Resalto como muy positivo, que dentro de los conectados a nuestras transmisiones, hubo isleños que viven en otras partes del mundo y que pudieron ver gente de su municipio y rememorar temas que les siguen apasionando, aun estando lejos... Estoy segura que este aprendizaje, que prácticamente nos tocó a la fuerza este año, nos fortalecerá como personas y nos enriquecerá para futuras actividades”, concluyó Márquez.
*Antropóloga, PhD. Profesora de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Caribe y miembro de Prosealand.