Las mujeres nativas de las islas de San Andrés y Providencia son cosa y caso serio, cada una tiene su particularidad y un constante juego entre sensual, alegre, místico y un toque de 'wildness' que las vuelve extravagantes y muy atractivas.
Se celebra en el mes de mayo el día de las madres, pero para las big mamma’s isleñas mother’s day son los 365 días del año, 24 horas sin parar.
No es raro llegar a una casa típica en San Luis o en la Loma y encontrar a una de estas personajes con un bebé colgando sobre la cadera mientras con una mano va cocinando en el fogón las más ricas comidas, lavando la ropa u organizando la casa.
Esta misma mamá se prepara para sentarse a charlar con los vecinos en la tarde bajo la sombra de un árbol, mientras toman bush tea con fritters o journey cake y se enteran de todo lo que pasó durante el día en el neighborhood.
Cuando hay una celebración familiar o religiosa como Navidad, año nuevo o thanksgivin day; estas mujeres se lucen preparando los más ricos manjares tradicionales de la cocina isleña. Y si es para bailar… puede sonar solo un palito en una lata para mostrar su talento y explotar ese furor Caribe que las inunda. Y si es para pelear… what a scandal!
Los viernes o sábados en las tardes preparan los panes y buns para la semana. Porque el domingo es día de descanso y de dar gracias a Dios, vistiendo los mejores vestidos y sombreros, asistiendo a los diferentes cultos que prestan en las iglesias o templos.
Las mamás isleñas, rezan mucho. Las abuelas más. Ellas cantan y susurran melodías bluseras mientras clavan la mirada perdida sobre el mar o la montaña. Arrullan a sus hijos hasta hacerlos dormir, para aprovechar el tiempo y terminar los oficios que en los largos días no alcanzaron a hacer.
Las manos de mi madre son especiales. Son las mismas que acogieron a sus once hijos al nacer. Nos acariciaba y bañaba; peinaba nuestro piki hair, juntando nuestras manitas nos enseñó a orar. Nos cargaba, y ahora carga a los hijos de nuestros hijos.
Esas manos finas que un día en la iglesia lucieron un anillo al casarse con mi papá, hoy están gorditas, lindas, llenas de experiencias y aún con fuerzas para amasar el pan o remendar la ropa de los bisnietos.
A Dios gracias por todas las madres del mundo y a las nativas un “Happy Big Mamma’s Day”.
Por Inés Celis Steele