El verdadero despegue económico y por consiguiente social, de nuestro Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, sólo se producirá cuando afrontemos un cambio real en nuestra actitud como individuos, cuando aceptemos que somos una sociedad en movimiento, cuando generemos respeto por cada uno de nosotros y por consiguiente respeto por los demás.
Cuando el profesionalismo derrote a la mediocridad y a la corrupción, cuando la calidad en el servicio sea una vocación realizada con ganas, con muchas ganas y con amor.
El futuro de estas Islas está en nuestras manos, el futuro de nuestra gente, el futuro de esta población que crece desbordadamente día a día, el futuro que debemos analizar, proyectar y ejecutar al corto plazo, ya que la problemática social podría pasar a mayores y peores consecuencias.
Nuestros ideales progresistas deben ponerse en práctica, creando así un nuevo ambiente en esta Babel anclada en arrecifes coralinos que se merece un mejor futuro. Un futuro donde podamos adaptarnos a un nuevo ambiente, donde podamos ser productivos y eficientes en armonía con la naturaleza y sus especies, donde con creatividad y firmeza logremos que tanto el sector privado productivo, el político, el religioso, el raizal, el gobierno y el gran sector civil, seamos veedores de nuestro patrimonio, espacio público, entorno, cultura e inversiones, convirtiéndonos en ciudadanos más exigentes con nosotros mismos y con los demás.
Un futuro donde se garantice la competitividad, la calidad, la eficiencia y la seguridad, para brindar con autenticidad un verdadero producto turístico del Archipiélago, que genere bienestar a toda la población.
Es en estos momentos de agitación política, es cuando tenemos que pensar profundamente en que estamos siendo protagonistas del pasado, del presente y del futuro; por lo tanto, si realmente queremos a esta tierra que nos acogió como individuos y nos brinda un vivir, tenemos que emprender un cambio. Un cambio que comience por tomar conciencia de nosotros mismos; donde podamos demostrar un sentido de pertenencia, donde podamos con civismo y capacitación cambiar para mejorar nuestra calidad de vida, nuestro entorno y nuestro paisaje.
Con un Archipiélago más limpio, más hermoso, más acogedor, donde el verde de la naturaleza, el azul del mar y del cielo contrasten y jueguen con los colores de nuestras oportunidades, que de acuerdo con las tendencias de globalización de la economía mundial, podamos transformar en un reconocimiento turístico, que brinde bienestar para una población que precisa llenarse de oportunidades.