La noticia conmocionó a más de uno, mi teléfono celular no dejó de sonar durante todo el día y a las seis de la tarde decidí apagarlo. En la mañana, en primicia, en el programa radial Voces por el Archipiélago habíamos dado a manera de ‘chiva’ el montaje de una programación súper exótica, fuera de lo común y temeraria.
Se trataba -nada más y nada menos- de que un grupo de empresarios locales estaban terminando de organizar el advenimiento de lo que seguramente sería gracia para unos y mortificación para otros: la Ruta del Amor con sus siete estaciones de la dicha.
Las siete estaciones de la dicha y el nido de la serpiente
En la mañana después de la explicación que consistía en anuncia que “por una suma que no excedía los quinientos mil pesos, usted podía comprar por un día el paquete y disfrutárselo, si era casado en compañía de su esposa, si era soltero con su novia o con su amante”; todos los participantes del programa se mostraron dispuestos a vivir las experiencias.
En mi informe fui muy claro: la ruta y sus siete estaciones tenían que tener unos participantes ‘en forma’, no importaba su edad y que en cada estación había que hacer el amor, o simplemente no hacerlo. Me di el lujo de agregar que los incumplidores seguramente serían protegidos por sus esposas, pero que difícilmente las novias y las amantes se aguantarían el brinco.
Pero realmente en qué consistía la programación, vamos por partes:
Usted debía presentar un parte médico en donde un cardiólogo certificara que su corazón está bien, un informe sobre su capacidad física, entre otras cosas tendrá que demostrar que no es alérgico al viagra. A los organizadores no les importaba si usted cumplía o no cumplía con lo que le compró, pero todo esto hace parte del estándar internacional de este tipo de negocios.
“Tendrá que presentar con la firma de la esposa, de la amante o de la concubina, cual ha sido su comportamiento sexual en los últimos tres meses, para de esa manera comenzar a llevarle una historia personal, a fin de tenerlo en cuenta de manera preferencial para próximas y agotadoras jornadas eróticas”.
¿Que encontrará en las siete estaciones?
Primero tenemos que decir, que un grupo de expertos diseñaron lo que ellos llaman el Nido de la Serpiente, casi todo con la picaresca mentalidad oriental, pero con un toque de los años de la iluminación y de la lujuria.
La cama por ejemplo, se confeccionó tomando como base un lecho faraónico que en nada tiene que ver con una cama normal, más bien se parece al sarcófago de la reina Nefertiti, el más bello ejemplar humano de la era de los faraones egipcios. Otro diseño que se tuvo en cuenta fue el de la cama de Napoleón Bonaparte, o sea una camita para gente que no midiera más de 1,60. Por último, una al mejor estilo Romano de la época de Nerón, es decir una cama diseñada por Agripina madre del Emperador: un diseño abusador e incestuoso.
A alguien se le ocurrieron cosas extravagantes, pero fueron descartadas, como que no hubiera camas, sino que las estaciones fueran en plena playa al aire libre, porque alguien alegaba que no había nada más afrodisiaco que la sal marina y un caracol como almohada, el hombre argumentaba que de esa manera fue que creció el mundo entre revolcadas y dolores de cabeza.
Otro decía que en vez de cama, había que tirar sobre el piso unas hojas de mata de plátano verde, ya que según el famoso filósofo Argemiro Padilla esto era sinónimo de fertilidad en el África y que él lo había puesto de moda en el Valle y en toda la Guajira arriba, allá donde nace el contrabando según Escalona.
A otro se le ocurrió decir que le pararan bolas a Jorge Muñoz que lo mejor era hacer el amor a lo natural, es decir sobre unos troncos de Guayacán y que este pudiera vender sus famosas recetas para gente adolorida. Como es sabido Muñoz es especialista en tomas de Valeriana para conciliar el sueño perdido, Borraja para recuperar el buen ánimo, hojas de Guanábana para los enfermos de la próstata, Noni con Mentol caliente para los dolores de los huesos y otros menjurges.
Los espejos del nido de la serpiente fueron traídos del Japón y vinieron con propiedades extraordinarias. Una de ellas que las personas obesas graduándolos se ponen en la talla que ellos quieran, borra del rostro cualquier cicatriz que haya quedado de una Viruela Patillalera es decir de los tiempos de la Cometa y lo mejor son embellecedores o sea que aunque mentirosos, son adorables.
Las almohadas, fueron diseñadas por un grupo de expertas venidas de Irak la tierra de la alfombra voladora, y de las Mil y Una Noches. Se tomó como punto de partida las utilizadas por Helena cuando engañó durante un buen tiempo a sus pretendientes, a la espera de Odiseo el héroe Mitológico de la también Mitológica Odisea. Estas también llegaron aquí con propiedades únicas. Estas almohadas hablan casi en susurro a los amantes y dicen por usted o por ella todo lo que por pena usted no dice.
Se trajeron por ejemplo almohadas asesinas de esas que gritan mátame, otras que susurran, así así ó dale dale. Tengo entendido que si el negocio no funciona se pondrán a la venta, en el negocio del compadre Oscar Padilla en la Avenida Colón y creo que en un solo día desaparecerán.
La ruta del amor tendrá mucha música
La música no podrá faltar, ni en las estaciones, ni en los nidos, después de una discusión en la cual intervinieron todos los músicos de la región, la propuesta del maestro Marcos Newball fue acogida, la música de acompañamiento seria la del Waka Waka para el arranque.
Para la estación número dos, se impuso el criterio del periodista Yury Taylor y se escogió la canción mexicana de José Alfredo Jiménez, La Araña, él alegó que por aquello de que “ya estás tejiendo la red”.
La selección musical de la estación número tres, la hizo el compañero Daniel Newball con el tema ‘La Reina’ del cantautor vallenato Diomedez Díaz, por aquello de que “Pueden haber más bellas que tú, otras con más poder que tú, pero en mi corazón tú eres la reina”.
Le correspondió el locutor Octavio González musicalizar el cuarto Nido de Amor y se fue por una vieja canción de Juan Gabriel, ‘No tengo dinero ni nada que dar’, él enfatizo que lo que tenia era amor de verdad.
A Rafael Meza Galindo le correspondió ponerle música al quinto Nido de Serpiente y dijo que fuera la Cañaguatera de Alfredo Gutiérrez, por aquello de “Que no dejes que yo me muera diciendo tu nombre, porque las Cañaguateras matan a los hombres”.
El famoso periodista deportivo Robinson Suarez, seleccionó para la Sexta estación la Salsa de Richie Rey con Bobby Cruz, ‘Amparo Arrebato’, aduciendo que le gustaba cuando decía “Esa negra tiene fama en Colombia y Panamá”.
Y cerró con broche de oro el famoso dirigente deportivo Hugo Cáceres el “Catador” como dice Anuar Salcedo, dando su veredicto final y atravesándosele a Yury Taylor de nuevo con la Araña, pero se agarró de la estrofa “Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que yo me muera, se que tendrás que llorar, llorar y llorar, dirás que no me quisiste, pero vas a estar muy triste y así te vas a quedar”.
Del vino y otros deleites
En cada estación con su respectivo nido de serpiente usted podrá deleitarse con el mejor vino del mundo. Vino recomendado por el experto catador Don Rubén Resental, quien lo seleccionó basándose en milenarios conocimientos sobre el poder erótico de esta bebida de reyes.
En el último nido como para darle más importancia a los héroes que llegaron vivos al Séptimo Cielo, se podrán encontrar con una atávica cazuela de mariscos, que con el poder afrodisiaco y adivinador del Pulpo Paul, reanimará y le dará nuevos bríos a los ya entonces legendarios Apolos y Venus de hacer el recorrido nuevamente.
El responsable de esta activación anímica, moral y sexual será nada más y nada menos que uno de los participantes más ilustres conocido como Guillermo Basmagi.
De manera que ahora que el negocio tiene magia y vende les corresponde a ustedes comprar el paquete completo y pensar si vale la pena darse una oportunidad única y fuera de serie.
A lo mejor les llego el momento de demostrar que no solamente a Arzuaga el jugador del Junior, se le puede llamar como caso único el Toro de Becerril, de seguro usted también lleva por dentro un ímpetu de toro. Y ella de leona.