Los vientos de la paz en Colombia pueden y deben llegar también a las islas en forma de refrescantes acciones que promuevan el respeto por la cultura y las tradición de las islas; la armonía con el paisaje y la biodiversidad; y el acatamiento al espíritu de las normas y leyes especiales del Departamento Archipiélago.
Aquí, donde no habido un conflicto armado de 50 años, sí ha habido otro tipo de quebrantamientos que también merecen un sincero diálogo y cambio de rumbo. Que se enderece el camino y también reine la paz, social, plena y en equidad; es el anhelo de todos los que queremos una sociedad en avenencia, entre otras cosas, con nuestra agobiada reserva de biosfera Seaflower.