La Casa Editorial Welcome, con todos sus medios en general y EL ISLEÑO.COM en particular; su Consejo Editorial; sus periodistas y reporteros gráficos, elevan su voz solidaria con la emisora radial AM 1110, La Voz de las Islas, rechazando su cierre parcial o definitivo. ¿Por qué? Muy sencillo: por principio defendemos la apertura permanente de los medios de producción como vía primordial para el desarrollo económico, social y sustentable de toda sociedad.
Idénticamente nos pronunciamos cuando se clausuró Radio Leda, hace un par de años, a pesar de que sus propietarios no exhibieron –al menos, mediáticamente- el mismo ahínco en defender su permanencia, como el que están enarbolando sus pares de La Voz de las Islas y sus periodistas.
Para nosotros, su clausura sería comparable a un crimen de lesa humanidad.
Más allá del pensamiento o la posición política de sus propietarios; mas allá del escozor que puedan generar en muchos oyentes las acotaciones de algunos de sus comentaristas como Gabriel Salcedo Román o Anthony Howard. Más allá del sentimiento de prevención que despierta en nuestra apocada sociedad el debate acalorado que suele presentarse a través de sus micrófonos.
La Voz de las Islas es el pulmón radial libre de contaminación capitalina por el que respiran San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Por allí se expresan a sus anchas los amigos y enemigos de los gobiernos de turno. Por ejemplo, actualmente, los contradictores de la administración Gallardo Forbes la critican a diario: vecinos de barrios anegados por las lluvias; líderes del gremio transportador; raizales inconformes por la violación de normas fundamentales. Y muchos más.
¿Qué sería de ellos y sus conceptos, sin esta vía de expresión?
Por la Voz de las Islas hablan el pobre, el rico, el vendedor ambulante y el empresario. Las amas de casa, los trabajadores, los estudiantes y los artistas. El mototaxista, el rastaman, el chancero y la canguera. Los intelectuales tienen su espacio y los pastores -líderes espirituales imprescindibles para toda comunidad- también disponen de numerosos programas.
Es más: si los que están presionando su cierre se lo propusieran, podrían ir probablemente a sus estudios a exponer sus motivos con la autorización previa de su gerencia. Al fin y al cabo, si de algo no se puede acusar a su gerente, Mauricio Gallardo Archbold, es de censura en la Voz de las Islas. Es más: en nuestra opinión, más de una vez sus ondas hertzianas han emitido al aire críticas despiadadas a sus propias actuaciones, rayanas en lo inaceptable, y nada ha pasado.
El embate contra La Voz de las Islas es inadmisible y descabellado, es contrario al más elemental sentido de pertenencia de una región. El idioma creole –en peligro de extinción para muchos lingüistas del país y de otras latitudes- perdería un espacio vital de expresión. Programas como ‘All a wii da uan’ y ‘Bull and Sky and that da that’, desaparecerían dejando huérfana a una inmensa audiencia raizal y criolla. Aunque a algunos desatentos no les “conste” su existencia.
Todo esto sin hablar de los que se comunican a través de su frecuencia con los hermanos de Providencia, Santa Catalina, Bluefields, Corn Island, Puerto Limón, Bocas del Toro, Grand Cayman y los barcos y las motonaves y las radio-ayudas en altamar.
¿Qué hubiera sido en su momento de los damnificados de los huracanes Beta, César y Joan? ¿Qué pasaría –y Dios no lo quiera- en caso de otra eventualidad similar? ¿Les preguntaron en este proceso contra La Voz de las Islas, su opinión a los organismos de Socorro, a la Policía Nacional, a la Armada Nacional, a la Fuerza Aérea Colombiana?
Tenemos entendido que hubo motivos técnicos y reglamentarios para provocar una sanción. Una multa. La obligación de la actualización justa y necesaria acorde con la ley. Todo eso está bien. Muy bien. Pero… el cierre, la clausura de un medio de comunicación regional y popular como La Voz de las Islas invariablemente deja un sabor, una sensación amarga de censura y violación soberana incontrastable.
¡Que no le vaya a pesar en su conciencia a ninguno este acto de barbarie!
Mientras tanto, allí persisten -con todas sus limitaciones- estos micrófonos expresivos de la cultura de San Andrés, Providencia y Santa Catalina… Por donde pasaron viejos maestros académicos y empíricos del periodismo como Blas Hooker de Armas, Victor Abrahams, Eusebio Vargas, Adalberto Gallardo, Kartukan, Carlos H Rodriguez, Argelio Pomare James, Nadim Marmolejo Sevilla, Elizabeth Jay Pang, Emiliana Bernard, Álvaro Arrieta, Daniel Newball, Anuar Salcedo, Jorge Muñoz y tantos otros.
La Voz de las Islas fue fundada en 1972, hace 38 años. Queremos que sigan muchos más y abriendo espacios para todos. Incluyendo a los hijos de los que hoy pretenden cerrar esta fuente autóctona de generación de sueños.