Jamaica también podría quitarnos más aguas territoriales

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Colombia le da la espalda al Caribe y a las islas, en momentos en que debería prestarles mucha más atención porque el fallo de la Corte Internacional Justicia (CIJ) de La Haya de 2012 creó la necesidad de redefinir fronteras marítimos con todos los países vecinos y los casos pendientes pueden llevar a que perdamos más espacios con Nicaragua y posiblemente con Jamaica.

Este descuido puede traer serias consecuencias. No solo por no atender asuntos limítrofes delicados, sino también porque no se aprovechan oportunidades creadas ni se atienden promesas hechas para mitigar efectos de dicho fallo o de saldar una deuda del país con la comunidad nativa raizal e isleña a través de un mayor acercamiento regional y de paso aprovechar oportunidades económicas, comerciales y culturales que ello traería.

Expectativas creadas en los últimos ocho años de un posible acercamiento a Nicaragua y Jamaica no se han cumplido e intentos del gobierno anterior parecen haber sido abandonados por el actual.

Adicionalmente, no se atiende el riesgo que representa Jamaica, que se ha unido a Nicaragua en posibilidades de asegurar más áreas marítimas bajo el amparo del derecho del mar y del debilitamiento de las posiciones legales colombianas generadas por el fallo del 2012.

Todo porque al haber reconfigurado el mapa fronterizo colombo-nicaragüense, el fallo ha creado una nueva realidad con dos sistemas que coexisten, uno de tratados firmados que deben ser modificados, y otro de una coyuntura política de apetito geopolítico nacional que buscaría beneficiarse de dichos cambios para acaparar más espacios territoriales.

¿A qué juega Colombia?

Lo más sorprendente de la parsimonia diplomática nacional hacia el Caribe es que un acercamiento estaría acorde con su política oficial de solución no jurídica y de no confrontación, pero diplomática, a diferencia de la de Nicaragua.

Pese a ello, fue adecuado que se respondiera a las nuevas demandas de Nicaragua en curso porque dicha réplica favorece a los raizales y a las islas, ya que Colombia usa argumentos de protección de nuestros derechos humanos étnicos para justificar no acatar el fallo y, claro está, se espera que aplique lo que pregona.

Por otro lado, la CIJ podría señalar una vía negociada o facilitar una actitud de reconciliación que lleve a un manejo adecuado teniendo como telón de fondo su desastroso fallo para los derechos étnicos, las islas y la armonía regional.

La Corte está por lo tanto bajo presión de enderezar ciertos asuntos. Su fallo ha creado más problemas que soluciones y su fijación de fronteras entre Colombia y Nicaragua ha desfigurado el mapa del Caribe, invalidando otras zonas limítrofes y tratados que pueden dar pie a más disputas fronterizas.

Colombia busca también de manera tímida una aproximación bilateral o multilateral para llegar a una solución negociada. Pero no se ven resultados. La diplomacia del Canciller Holmes Trujillo no arranca, al menos por ese lado, y el Presidente Duque no incluye al Caribe en sus frecuentes viajes.

Aunque hacer poco también tiene sus ventajas. Colombia nunca ha argumentado que el fallo del 2012 sea nulo sino que no lo puede aplicar por limitaciones legales ya que sus límites sólo pueden ser fijados por el Congreso tras acuerdo bilateral: ‘se respeta pero no se acata’ hasta tanto no haya ese acuerdo con Nicaragua. De alguna manera las demandas de Nicaragua le dan tiempo a Colombia para que se posibilite una negociación que podría ser favorable a las islas.

Nicaragua siempre ha dicho que desea acomodar los intereses históricos de pesca del Pueblo Raizal, algo para lo cual no tiene alternativas en virtud de otros fallos de La Haya. Pero esto podría ser un arma de doble filo y perjudicial para las islas porque Nicaragua podría exigir acceso a nuestros cayos ya que sus zonas de pesca están muy sobreexplotadas y mal manejadas. De allí la importancia de una estrategia colombiana y regional en relación al manejo del área, algo que no se ve por ningún lado.

Un peligroso cambio en el mapa geopolítico de nuestro Caribe

La Cancillería debería prestar más atención al Caribe por el énfasis en naciones limítrofes que desean sacar el mayor provecho posible de la redefinición de sus fronteras marítimas que quedaron inválidos total o parcialmente porque ahora son incompatibles con el fallo de 2012.

Las negociaciones que vienen para redefinir un nuevo orden con nuevas fronteras pueden abrir la posibilidad de más conflictos bilaterales por la búsqueda de mas espacios territoriales nacionales para maximizar intereses geopolíticos y económicos en el contexto del aumento de la exploración de hidrocarburos en el Caribe con comprobadas reservas del mismo y de gas.

En este proceso podemos perder más aguas y afrontar años de conflictos legales fronterizos. De allí la demanda de Nicaragua de exigir más plataforma continental.

En 2012 no sólo se delimitó la frontera colombo-nicaragüense sino que se desmonopolizó el conflicto fronterizo caribeño entre estos dos países y con ello se abrieron espacios marítimos para ser reclamados con un mayor apetito territorial de otros países en busca de oportunidades económicas. En consecuencia, se profundizó la disputa territorial colombo-nicaragüense y se crearon otros potenciales conflictos.

Hizo que el archipiélago ya no tenga frontera marítima con Honduras y Costa Rica y la que tiene con Jamaica quedó reducida a un espacio pequeño al sur de la zona colombo-jamaiquina de soberanía y manejo compartidos llamada Área de Régimen Común (ARC) que fue fijado por el tratado Sanín-Robertson de 1993, de manera temporal y no definida (artículo 3), además.

Este tratado debe ser modificado porque parte de las aguas allí mencionadas ya lo le pertenecen a Colombia sino a Nicaragua, y en el proceso de su renegociación podemos salir desfavorecidos si Jamaica llega con una posición intransigente. El mismo tratado deja para fecha posterior la fijación de los límites jurisdiccionales del ARC, aunque el fallo del 2012 y el que se espera podrían dejar a Colombia por fuera del mismo.

¿En peligro ARC con Jamaica?

Los cayos Serranilla y Bajo Nuevo y sus 12 millas de mar territorial son colombianos pero están enclavadas en el ARC que es un triángulo de aguas a su vez ahora enclavado en aguas en su mayoría nicaragüenses y jamaiquinas.

El ARC (algo no definitivo aún, según el tratado Sanín-Robertson) se había establecido en parte para dar continuidad a las aguas colombianas desde las islas y facilitar acceso a esos dos cayos desde el archipiélago, pero el fallo casi los desconecta del resto del archipiélago al poner aguas nicaragüenses de por medio.

De extenderle la Corte la plataforma continental hacia el este del archipiélago que ahora pide Nicaragua, esos cayos y el ARC podrían dejar de tener límites con aguas colombianas desde las islas, una anomalía que Jamaica podría aprovechar para, en acuerdo con Nicaragua con quien tendría más fronteras, intentar debilitar, desconocer o anular el acuerdo colombiano en relación al ARC.

Ya sin fronteras con Colombia, por la posible inexistencia de proyección de aguas desde el archipiélago, podría perder justificación para Jamaica el ARC con Colombia o podría dejar que Nicaragua entrara a ser parte del acuerdo, aunque Serranilla y Bajo Nuevo son colombianas en perpetuidad.

Por último, Jamaica ya ha constituido una comisión oficial para monitorear el ARC y ha anotado violaciones en relación al manejo y protección común del medio ambiente que pueden constituir argumentos válidos para propiciar su terminación o nulidad, así como desarrollos futuros en La Haya en relación a la demanda de Nicaragua de una plataforma continental extendida a la otorgada en 2012.

También se conoce que ha establecido contactos con países vecinos que se pudieran beneficiar de los cambios limítrofes y del debilitamiento y desfiguramiento de los tratados limítrofes que involucran a las islas afectadas como consecuencia del fallo del 2012. Su próxima movida podría depender de nuevo que digan en La Haya.

Entre tanto, pareciera que para la Cancillería las otrora idílicas y placenteras ‘fronteras azules de Colombia’ no merecen la atención necesaria…

Última actualización ( Martes, 22 de Octubre de 2019 10:47 )