Así transcurre la vida de Anita Gordon Bent...

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Con Anita, no pudieron las balas que entraron fracturándole el fémur derecho, el cual 10 meses después trata de alinear con un tornillo. Tampoco pudo con ella la bacteria hospitalaria, ni los tantos medicamentos que probablemente inflamaron su cerebro y afectaron sus riñones postrándola por más de 20 días de inconciencia en la UCI de un hospital.

Su recuperación completa depende de que su fémur se alinee como los planetas, para que los médicos puedan realizar un injerto y con ello recuperar la movilidad y su vida normal, que transcurría entre su pasión por el voluntariado en la Liga Contra el Cáncer y su habitual trabajo de administradora en una distribuidora de alimentos local.

Ese día nefasto el 23 de marzo de 2018 en el barrio Barkers Hill de La Loma, Anita no pasó velozmente a pagar el pescado como era usual todos los viernes sino que se quedó sentada de espaldas a la carretera a conversar con el vendedor.

Más tarde, cuando saliera de su trabajo iría a buscar su compra como lo hacía habitualmente, pero eso no ocurrió. Esta vez la alcanzaron los disparos cegadores de toda realidad.

Entonces el silencio precedido de los gritos de horror la motivó a querer levantarse y así fue como se enteró que la habían herido, en una guerra que pareciera no excluir a nadie.

Sus fuerzas desfallecieron no sin antes entregar a alguien que se encontraba allí su celular para que llamaran a su hermano, ni siquiera tuvo tiempo de ver la cara del taxista que expedito la llevó al hospital departamental para agradecerle por su amparo.

De regreso a la vida

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En marzo se cumplirá el primer año desde aquel terrible suceso que enlutó a una familia, a gran parte de la comunidad y a ella la dejó enfrentando vicisitudes que solo una guerrera de su estatura y temple puede superar.

A la impunidad de este terrible hecho, al cual no le invierte pensamientos ni actos que exijan justicia, se le suma su poca capacidad adquisitiva en estos momentos, que demandan el pago de cuatro terapias semanales que tiene que realizarle una profesional en su casa, pues su EPS no cubre este servicio domiciliario.

Si acaso alguien esperaba menos de ella se equivocó, pues su fortaleza es la conquista de sus 32 años de voluntariado en la Liga contra el Cáncer, desde donde ha abrigado a mujeres y hombres isleños que han superado y también perdido la batalla contra el cáncer y la enseñanzas de su ex jefe Hernán Delgadillo, otrora personaje de las islas inspirador de acciones de Responsabilidad Social.

Ella que ha abanderado por tanto tiempo el mensaje de la prevención de enfermedades, ni siquiera se cuestiona por qué tuvo que pasarle este suceso que la ha dejado suspendida en su misión de vida como influenciadora positiva de la comunidad.

Anita afirma con voz calmada, sentada en su cama desde donde divisa por la ventana a sus visitantes diarios, con su nuevo corte de cabello que le ha dado un renovado look y esa sonrisa amplia que le achica sus ojos de por sí penetrantes, que esto tuvo que pasarle solo por una razón: estar más unida que siempre a su querida familia.

Así transcurren los días de Anita, entre sentirse querida en compañía de sus hermosas nietas y la comida de su mamá que le llega a diario para satisfacer no solo su apetito si no su alma y su corazón. Un corazón que no cesa de amar al prójimo, a pesar de la brutal e insospechada sorpresa que le dio la vida.

Última actualización ( Domingo, 27 de Enero de 2019 07:59 )