Despidos y denuncia de anomalías en el Hospital

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Este fin de semana el 'Clarence Lynd Newball Memorial Hospital', entró a una nueva etapa de crisis, tras los despidos, al parecer ‘sin justa causa’, de tres integrantes de su cúpula administrativa: Diana Calderón, Olga Dickens y Hasam Hendaus. Revelan anomalías.

La orden la tomó José Julián Carvajal Mejía, representante legal de Salus Global Partners S.A.S., tras recibir una carta de los mencionados donde se alertaba de lo que “sigue pasando en el hospital de San Andrés y el centro de salud de Providencia” y su inconformismo ante tal situación.

Temas como la escasez de sangre; mantenimiento inexistente al que de manera contractual se comprometió la IPS Universitaria –por valor de 105 millones de pesos mensuales–; la deuda con proveedores locales por más de 1.000 millones de pesos; stock insuficiente de medicamentos y de ropería para cirugías, batas para pacientes, cortinas y otros elementos vitales; entre otras denuncias.

La médica psiquiatra, ex funcionaria del hospital, y autora de la Acción Popular que cursa en el Tribunal de San Andrés, Edna Rueda Abrahams, habló con EL ISLEÑO y denunció que durante la visita realizada el 18 de diciembre pasado y a la que asistió también el magistrado ponente de la demanda, José María Mow Herrera, se encontró –para su sorpresa– que ciertos aspectos habían mejorado notablemente.

“La visita la programó el Tribunal para darle la oportunidad a los demandados de resarcirse de algún modo; y efectivamente, habían sábanas nuevas, aires acondicionados, diferentes cajas con medicamentos; los trabajadores estaban recién pagados (y contentísimos). Nadie dijo nada negativo y todo parecía estar funcionando de manera regular”, comentó Rueda Abrahams.

“¿No que todo estaba bien?”

“Pero –agregó la psiquiatra– la dicha les duró pocos días, porque después empezaron a restringirse cirugías y lo supimos por los mismos usuarios porque en el hospital la gente no quiere hablar por miedo a perder sus puestos”.

La demandante dijo que supo que se dieron solamente 21 suturas, cuando una sola operación puede gastarse ocho; que tenían esta semana sólo dos bolsas de sangre para cubrir toda la isla y a los más de dos mil turistas diarios que arriban en esta temporada alta.

Rueda Abrahams también anticipa que cualquier entidad –en una futura empresa mixta que se piensa consolidar– por más músculo financiero que tenga, no va a querer asumir la responsabilidad de un hospital con tantas debilidades.

Pensar en una torta sin saber las porciones necesarias

“No se puede hablar de autonomía financiera sin saber cuántos somos en San Andrés. ¿Cómo planear estrategias para un funcionamiento eficiente en Salud, sin saber a qué población va dirigida y sus necesidades?”, se cuestiona la médica; al tiempo que compara la administración del hospital con quien necesita preparar una torta y no sabe cuántas personas comerán.

“Por eso es tan difícil proyectar la adquisición de insumos o siquiera soñar en una continuidad en el suministro de medicamentos. Nos encontramos en franco retroceso porque estábamos mejor en tiempos del hospital Timothy Britton, donde había cierta suficiencia de sangre y teníamos lancha medicalizada disponible las 24 de horas.

Hoy no se puede realizar la ampliación de los pisos pero sí se pueden hacer las rampas necesarias para evacuar, en caso de emergencia, a los 36 pacientes que ocupan el cuarto piso, por ejemplo, y que habría que bajar cargados si los ascensores fallan.

Estas adecuaciones se podrían hacer si se destinaran verdaderamente al hospital los 300 millones mensuales prometidos, por cuenta del incremento en la tarjeta de turismo.

¿Por qué no pensar en los centros médicos de La Loma y San Luis atendiendo las 24 horas y en la construcción de otro punto en el sector de Natania, donde vive el 25 por ciento de la población del archipiélago?, plantea Rueda Abrahams.

La salud, ¿un Titanic?

“San Andrés –puntualiza– tiene una alta tasa en tres áreas críticas: Sida, alcoholismo y sobrepeso, y no tenemos políticas públicas enfocadas en esos tres temas. Tenemos 306 pacientes con enfermedades psiquiátricas a las que no podemos atender debidamente y se suicidaron tres niños en los últimos dos años, lo que demuestra que como sociedad fallamos al dejarlos solos”.

“Definitivamente –concluyó– estamos viviendo como Burkina Faso con el presupuesto de Mónaco, porque tenemos la corrupción de Somalia, teniendo todo el potencial para ser un ejemplo en el Gran Caribe. Continuamos en un retroceso sistemático... y a los que avisan sobre la proximidad del témpano que se nos viene encima, los botan del barco… ¡Que tristeza!”, concluyó Rueda Abrahams.

 

Última actualización ( Lunes, 15 de Enero de 2018 09:40 )