Green Moon Forever…

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El Green Moon Festival cerró funciones a toda orquesta en un concierto de fraternidad Caribe, acompañado por las voces de miles de almas que corearon las canciones de Tarrus Riley de Jamaica y ChocQuibTown de Colombia, en un abrazo que esta vez incluyó también al gran Pacifico.

Como en ocasiones anteriores, la diversidad de ritmos y culturas se mostró con orgullo este sábado desde el arranque con la participación de los anfitriones: Prophet Nigus; el novel Joe Taylor; y los veteranos del grupo Creole, recreados esta vez con arreglos adicionales de cuerdas y vientos.

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Por la tarde, ya habían concluido en forma exitosa las clásicas carreras de caballos en el sector de Velodia Road y los talleres de aprendizaje de ‘stage magnament’ (sonido, luces y producción de espectáculos), dejando para las islas una veintena de muchachos mejor preparados en estas lides.

Una semana cultural

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Atrás quedan –con cierta nostalgia– los fantásticos conciertos de música góspel en cuatro iglesias de San Andrés (dos católicas y dos bautistas); los talleres de creole y papiamento en el marco de la Feria Lingüística de 'Pinkini Foundation'; los concursos de cuentos y fotografía antigua; las innovadoras propuestas lúdicas y teatrales de ‘Dih Ruuts Projek’…

Una robusta agenda académica y cultural que ha conquistado un espacio que brilla con luz propia, haciendo valer su inestimable peso específico. Algo que se les abona a los señores de la Fundación Green Moon, especialmente a Samuel Robinson y Kent Francis, en su incansable esfuerzo por hacer visibilizar la cultura del pueblo raizal.

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Y es que, de tanto ‘machacar’ la idea de que el Green Moon Festival nació hace 30 años con la idea primigenia de ser ‘mucho más que un concierto’, aquella ha calado y demostrado en calidad y cantidad de asistencias, que mucha gente sí consume estos eventos de caracter cultural, artístico, creativo, y (¿por qué no?) polémico.

Por último, alguien dijo por estos días que el GMF es uno de los pocos espacios de convivencia que le quedan a San Andrés, y a decir verdad esta edición comfirmó la veracidad del comentario. Meter en tres noches seguidas alrededor de 24 mil personas gratis en el estadio de Wellinghworth May, no es un tema menor.

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Y es que una vez más quedó demostrado que el GMF es un hecho trascendental y convocante que atrae a colectivos de diversas clases y edades que con errores incluídos ha perdurado tres décadas confirmando el sueño original de Simón Gonzales y sus fundadores: el de aquel ‘Abrazo fraternal en forma de raza y cultura’.

Felicitaciones a las autoridades, a los organizadores y, sobre todo, a la comunidad por su comportamiento.

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Última actualización ( Domingo, 10 de Septiembre de 2017 16:25 )