Little Reef: ¿la batalla perdida?

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A.TOUR.MANTARAYA

No contar con un boyado protector que delimite las Aéreas Marinas Protegidas de Little Reef y otras zonas no entry de San Andrés es una de las múltiples evidencias que muestran que el desorden, la informalidad y el vandalismo, le están ganado el pulso a las autoridades y, desde luego, a quienes le apuestan a un turismo sostenible en estas islas que son Reserva Mundial de la Biosfera desde el año 2000.

Las devastadoras fotografías de este atolón –ubicado 200 metros al noreste de la Bahía de San Andrés– publicadas por EL ISLEÑO en su versión digital y reproducidas nacionalmente por El Tiempo y otros medios de comunicación, despertaron la indignación de miles de lectores que atónitos observaron como lanchas y jet ski arrasan el sitio sin discriminación generando daños irreversibles al ecosistema.

Expertos en estos hábitats aseguran que por lo menos el 30 por ciento del coral ‘Cuerno de Alce’, fue asolado durante la última semana del mes de enero de este año abriendo un catastrófico 'canal'. Aseguran, además, que el desconocimiento de la abundante vida marina y colonias de corales que hay en sus bajas profundidades es el causante de la mayoría de las agresiones que viene sufriendo este santuario arrecifal.

Al respecto, llama la atención la descarnada sinceridad que esgrime el jefe de la Autoridad Ambiental (Coralina) para confesar –en sus propias palabras– que “se está perdiendo la batalla en Little Reff”. En efecto, en un sugestivo arranque de franqueza el ingeniero Durcey Stephens Lever dice sin rodeos que sus funcionarios son agredidos e insultados –cuando no amenazados– todas las veces que intentan hacer cumplir la normatividad.

Algo similar ocurre con los agentes de la Policía Ambiental y los guardacostas de la Armada Nacional, aunque estos últimos, si bien inspiran mayor respeto –según el propio director de Coralina–, cuentan con embarcaciones demasiado grandes para entrar al bajo Little Reef, razón por la que están solicitando al Comando Específico que les permitan utilizar jet ski para ejercer el control allá… Como quien dice: a cada solución le nace siempre un inconveniente.

Entre tanto, la otrora serena y despejada bahía de San Andrés y los cayos cercanos de Rose y Haines Cay, cada vez se parecen más a un desordenado e incoherente circo anfiteatro donde en lugar de trapecistas, contorsionistas o domadores de leones; hallamos empíricos manipuladores de mantarayas y otras criaturas que a duras penas sobreviven al acoso diario y estresante de estos ‘prestadores de servicios turísticos’.

Y pensar que en carpeta del actual mandato departamental se pretendía (¿o pretende?) construir un descabellado paseo peatonal con el fin de unir a la bahía de San Andrés con el agreste, solitario y virginal Cotton Cay. Un nuevo sueño faraónico que debemos evitar a toda costa en esta incontrolable devastación ambiental que el propio director de Coralina identifica, descarnadamente, como una batalla “que se está perdiendo”...

Última actualización ( Lunes, 04 de Marzo de 2019 08:18 )