En el pasado, cansados de guerras, conflictos y violencia de otras partes, en este archipiélago lejano se asentaron quienes tenían aprecio por la tranquilidad, la convivencia y la solidaridad, buscando vida.

En un  viejo chiste se habla de cómo varios presidentes de los países  más ricos de la tierra,  ya en el cielo reportan al Supremo sus exitosas labores de gobierno en donde les correspondieron actuar en medio de circunstancias adversas de clima y naturaleza agrestes, y reclamaban ante las ventajas que ostentaron pueblos tropicales cómo los nuestros,  con todo a favor,  exclamaban de su temperatura cálida, aguas tranquilas, vegetación exuberante, colores mágicos y muchas otras cosas en clara ventaja comparativa.

Dios les replicó anotándoles sobre la injusta valoración de criterio y les pidió, en aras del equilibrio, que también observaran la clase de gente que tenían estos supuestos privilegiados países como pobladores.

¿Cuándo y por dónde empezamos a corregir el camino? Paraíso encontrado, paraíso en descomposición. ¿De paraíso perdido a paraíso recobrado?

Reina el caos, el estado de derecho y de la civilidad está siendo remplazado por la ‘justicia’  de los violentos, por los que las ‘cuentas’ las  cobran con la vida de unos  y ante otros que se esconden detrás de las buenas apariencias.

Lo verdaderamente grave son las versiones populares sobre los hechos que rodean las muertes selectivas  ordenas que han venido sucediendo efectivamente en los últimos meses y que suman más de la docena de casos sin esclarecer, sin judicializar, lo que hace sentir a la mayoría desprotegida, y en donde se rumora de algo que llaman “limpieza social” y se publican previamente listas con nombres de los candidatos a ejecución.

En estos escasos 28 kilómetros cuadrados, rodeados de agua de mar y con una sola salida aérea, se han dado a la fuga exitosamente, sin tapa rostros y a plena luz del día.

Estamos de duelo por nuestra incapacidad, por la insolidaridad, por la destrucción de la vida de los más jóvenes, por un no futuro en estas circunstancias.

Kent Francis James

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