Sinestesia

Imprimir
Como era de esperarse problemas con las hermanas capuchinas no me faltaron. Pero nadie entendía de donde venía esta niña inquieta: Ella no era más que el producto de un viejo demente , del que me habían contado mil historias, que era cónsul, que era inventor, que tenía un cine, que tenía muchos hijos, algunas novias, que había sido esto y aquello…. 

Mi abuelo, para mí era sencillamente un súper héroe, con una enfermedad que anhelo entender: vivía en una psicosis intermitente, que nos permitía, a él y a mi descomedida imaginación, combatir sandinistas y nazis, cenar con presidentes, discutir a Shakespeare, eludir bombardeos, atrapar insectos fantásticos y vivir en una permanente lúdica que hacía que la vida tuviera siempre colores tipo Avatar, y sabores a melocotones en almíbar.

A los ocho años la felicidad es muy simple. Nada normal podía salir de la relación entre un viejo loco, y una niña solitaria, hoy siento de lejos que mi mayor influencia a la hora de definir mi línea de trabajo, es la profunda comprensión que tengo de aquel que percibe el mundo diferente, desde la extravagancia a la psicosis, los sabores hacen sinestesia en mi vida.

Por ahí quedo el dibujo de María pariendo, cuando se cansaron de explicarme que estaba mal, yo los reté a bajar el ángel, que mi abuelo me había contado donó para la iglesia del colegio. Sus momentos de lucidez, fueron tan escasos como sus reprimendas… Para mí, siempre hubo una sonrisa y una historia.

Última actualización ( Sábado, 09 de Octubre de 2010 12:10 )