Las aguas perdidas

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NADINSi algo espera de una madre un hijo es que lo defienda cuando se encuentre en peligro. Que lo proteja de quienes le acechan con malas intenciones. Que no lo desampare ni de noche ni de día. Igualmente, esto es lo que cualquier colombiano esperaría de su madre patria.


Nada más grave entonces que este fallo de la Corte Internacional de Justicia, CIJ, que le cercenó 28 millas náuticas de su mar territorial al archipiélago de San Andrés y Providencia para dárselas a Nicaragua, tras siete décadas de desidia e interpretaciones variadas de un caso que ameritaba un tratamiento especialísimo por parte del gobierno nacional.


Sólo hay una manera de explicar esto y es que Colombia creyó ganada la disputa antes de empezarla. Lo que nos refleja que seguimos siendo un país que improvisa e intuye antes planear e investigar. Por lo tanto, no son gratuitas las pérdidas territoriales de antaño como Panamá y Los Monjes, entre otros, ya que ninguno de estos casos obtuvo la debida atención por parte de los gobernantes de turno.


Para colmo, nadie asume la responsabilidad política que le toca. En un artículo que publicó este martes en su versión online, la revista Semana se preguntaba quién tuvo la culpa de que el fallo de La Haya hubiese sido en el sentido en que salió. Y se respondía así misma diciendo que era “muy difícil señalar a una persona o a un grupo de personas como los únicos responsables del “mordisco” al mapa de Colombia”, dejando entrever que definitivamente tiene razón aquel que dijo que “las derrotas siempre son huérfanas, mientras que las victorias siempre encuentran padres”.


Las aguas perdidas con el fallo de la CIJ jamás volverán a ser parte de Colombia, sólo resta convenir con Nicaragua que les permita a los pescadores artesanales de las islas proseguir con sus actividades rutinarias en el mar que le ha sido cedido para no matar de hambre a una comunidad inocente. Entre otras muchas cosas que ahora se vuelven imperativas para evitar que el amor del hijo hacia su madre no perezca por tanto abandono.


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