¿Perder es ganar un poco?

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Los precedentes en defensa de la extensión del mapa colombiano han sido las de perder. Quizás lo primero que Colombia pierde, de alguna significación, al menos para nosotros los del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina fue la costa de la Mosquitia. 

A la Gran Colombia se sumó en 1822 la franja costera centroamericana que iba desde el cabo Gracias a Dios, frontera con Honduras, hasta el rio San Juan, límites con Costa Rica en ese entonces, con  todo su frente de mar sobre el Caribe que genera mar territorial, zona contigua y su aérea de explotación económica exclusiva incluyendo el Departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, hoy pendiente del fallo de la Corte Internacional de Justicia para definir su integridad territorial frente a las pretensiones nicaragüenses.

Después de las separaciones de Venezuela y Ecuador, Colombia es soberana sobre la Costa de la Mosquitia y sobre todas las posesiones marítimas de esa franja en el Caribe y solo es desposeída en 1894 por Nicaragua, pero no ejerce acciones adecuadas para evitar la usurpación.

El pueblo raizal reacciona rebelándose contra los invasores que siguieron avanzando hasta las islas Mangles, pero terminaron vencidos ante la firma del tratado Esguerra-Bárcenas con que Colombia los entregó a Nicaragua y con ellos todas las islas al occidente del meridiano 82.

Suponíamos que con perder aquello detendríamos las pretensiones nicaragüenses sobre el resto del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina situada al Este de esa línea fronteriza establecida a iniciativa del Congreso de Nicaragua como requisito para la ratificación del instrumento bilateral de 1928.

Ese territorio de la Costa de la Mosquitia que no se apreció, es hoy causa y soporte de los avances de Nicaragua contra nosotros  y nuestras porciones marítimas que con legítimos títulos, y posesión agregamos a la República de Colombia desde hace 190 años cuando nos adherimos libremente.

Cuando el soberano español en Noviembre 20 de 1803 segregó toda la costa Caribe de Nicaragua y lo anexó al gobierno del virreinato de Santa Fe, lo hizo por petición de los habitantes de las islas y de la Mosquitia; y sobre estas aguas ejercimos jurisdicción siempre, porque en la Provincia de Old Providence se ejerció dominio sobre el mar, por ser conocedores de la navegación, la marinería y de la construcción naval desde cuando se establecieron los primeros pobladores en 1626.

La defensa del territorio insular colombiano

Los isleños tenemos muy claro que en el tratado Esguerra- Bárcenas se estableció de común acuerdo una línea fronteriza entre Colombia y Nicaragua con el meridiano 82, y estar en el mar constituye fronteras o límites marítimos. Esa es la única conclusión práctica de esa determinación bilateral contenida en las actas de canje de ratificación de 1930, además de las evidencias de cómo ambos países desde la vigencia de dicho instrumento han reconocido recíprocamente jurisdicción sobre aguas de lado y lado a cada quién.

Los convenios sobrevinientes como  los del derecho del mar reconocen los antecedentes en derecho y costumbres en la materia adoptadas con anterioridad y no deberían modificar la ley entre las partes contenidas en tratados bilaterales, por lo que nos reafirmamos en que el meridiano 82 es frontera entre Colombia y Nicaragua.

En el Norte, por la anulación del tratado Ramírez Ocampo-López Contreras de 1986 que limitada gran parte de las aguas adyacentes a isla Serranilla,  deben estar intactos nuestros derechos.

No logramos entender cómo y porqué nuestros defensores ante el Tribunal de la Haya terminan sus alegaciones proponiendo la tesis de la línea media como solución a la controversia fronteriza, renunciando a los derechos establecidos por las partes desde 1930.

Tampoco comprendemos porqué Quitasueño, Roncador o Serrana entrarían a ser consideradas como lugares por definir por la Corte cuando esos territorios marítimos nunca estuvieron en disputa frente a Nicaragua como se reconoce en la parte final del artículo primero del tratado de 1928.

Con el tratado Vásquez-Saccio de 1972,  otra triste historia de despojo o de entrega de la soberanía nacional y de la inadecuada defensa de la integralidad del Archipiélago, donde compartimos con Estados Unidos los recursos que eran solo colombianos, sobre la base de reconocer nosotros actos unilaterales por parte de ellos.

En la esquina oriental del meridiano 82 con el paralelo 15 -que se pierdesi se adopta la línea media- es de donde hoy en día se captura el 70% de las langostas en el Departamento, para consumo y para exportación. También se obtiene la mayor cantidad de caracol pala. 

Y si hay o no hidrocarburos, los raizales y la población mayoritaria prefiere la vida sostenible y sustentable.

Última actualización ( Viernes, 10 de Agosto de 2012 11:52 )