Patriotismo en las islas

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kentCon motivo del 7 de agosto, vale recordar que los heroicos libertadores bolivarianos no liberaron ni conquistaron un centímetro cuadrado de este archipiélago. Antes de las declaraciones de independencia de las colonias españolas en América, nuestros antepasados le pidieron a la corona ser parte de la Nueva Granada para no seguir bajo la administración de la Capitanía General de Guatemala.

Aún antes, y siendo los habitantes de las islas diferentes en raza, lengua, religión y costumbres, ligados a Jamaica por procedencia, ser colonia británica nunca estuvo en las pretensiones de nuestros padres que juraron fidelidad al Rey de España, quién a la vez designó como gobernador de estos territorios, archipiélago y la Costa de la Mosquitia, a un británico desposado con española, para que entre gobernante y gobernados existieran similitudes.

En Providencia se celebra cada año, el 23 de junio, la adhesión a la constitución de Cúcuta que fue por libre, espontánea y unánime declaración de los habitantes de las islas y de la costa de la Mosquitia para ser parte integral de la nueva república.

La Mosquitia, orgullo de colombianos

Pero si estos no fueran  actos de patriotismo y clara definición de nuestras preferencias soberanas, entonces paso a mencionarles que cuando los nicaragüenses, en su expectativa por un proyecto de canal interoceánico que uniría el río San Juan con los lagos de Nicaragua y de Managua para abrirse paso al Pacífico, motivados por inversionistas ingleses en competencia contra los franceses -que adelantaban el canal de Panamá en tierra colombiana-,  decidieron tomar la Mosquitia colombiana, o sea la costa Caribe,  los raizales se levantaron en armas para defender la integridad del territorio colombiano que solo claudicaron cuando se firmó el tratado Bárcenas-Esguerra de 1928, después del envío de  infructuosas notas diplomáticas de protesta, pero sin fuerzas navales para reaccionar apropiadamente.

Y también perdimos Panamá. Meses antes de la separación llegaron a San Andrés emisarios para proponer que el archipiélago fuera también parte de la segregación y los rechazamos, sí es cierto, lo declinamos con orgullo de colombianos.

La guerra con Perú

En la única guerra o conflicto exterior después de la independencia como la invasión de Perú en el Sur, en la Amazonía, los héroes de esas jornadas fueron capitanes y marinos de nuestras islas que tripularon y comandaron los cuatro buques armados recién adquiridos para esa confrontación, llevando  a  soldados del batallón de Macheteros del Cauca para abrir paso por la selva.

Un isleño vuelve a izar la bandera de Colombia en Tarapacá luego de la recuperación del suelo patrio, en 1932.

Estos hombres de mar de San Andrés, Providencia y Santa Catalina formaron la Armada  República de Colombia un par de años después en la bahía de Cartagena.

Mientras, otros alardean de patriotismo y demeritan del nativo por sus diferencias etno-culturales y por su resistencia al desarraigo.

Desde la aparición en el país de estadísticas de población el archipiélago viene ostentado el primer puesto por mayor densidad, sin embargo desde 1912 establecieron incentivos para apoyar a familias colombianas del continente para radicarse en las islas.

Nos declararon tierra de misiones y colocados bajo la prefectura apostólica de la iglesia católica frente a otras denominaciones existentes de los cuales eran fieles la mayoría de los isleños.  Fueron tiempos de catequización y de españolización con las ventajas que dio disponer del presupuesto oficial para la educación pública.

Luego el puerto libre catapulta las políticas deseadas con las consecuencias hoy la vista: sobre-poblamiento en exceso, inseguridad, desorden, contaminación, pérdida de identidad cultural… you name it.

Resultado: empobrecimiento en la población nativa, entre otros.

A lo que patrióticamente se adhirió con júbilo, ya para muchos es desesperanza y sobre todo ante los patrioteros que con el rótulo de Colombia se creen con el derecho de avasallar.

¿Y de la asistencia oficial a los pobres en las islas?

Hagamos un breve perfil del nativo pobre que no tiene cómo proveerse de lo necesario: generalmente es propietario de un inmueble donde vive, heredado de sus padres y/o un terruño que pretende dedicar a siembras de pan coger.

Fue costumbre de los isleños dejar a los sucesores lo recibido también por herencia; y por esto no califica en los programas de Sisbén 1 ni 2, si acaso, entra a Sisbén 3.

Además debe impuesto predial y otros, más gastos fijos para su congrua subsistencia.

Difícilmente logrará ‘estrenar’ el domingo cuando asista al culto religioso como lo mandan sus costumbres.

Mientras, muchas familias llegaron y aún siguen llegando de otras partes a residir en las islas. Su perfil es también generalmente pobre,  en arrendamiento, en sitio pequeño, muy pequeño que es increíble imaginar la cantidad de personas que alberga junto a la nevera, un equipo de sonido con que serenatea al vecindario los fines de semana, un televisor pantalla plana y otros elementos de última generación y la moto, aunque la sanidad ambiental y el aseo del contorno donde reside esté lejos de los requerimientos para la vida digna.

Cree que aquí solo está de paso, tiene ingresos laborales y su sueño es tener una casa en su tierra natal a donde piensa volver para estar con los suyos y sus ahorros, si acaso los hace, irán para esos propósitos.

Estas familias califican en Sisbén 1 o 2 con beneficios en salud subsidiada y si para su atención obliga a traslado tienen derecho a acompañante, su bono es mínimo y sus aportes mínimos.

También se benefician de subsidios en efectivo ¿150 mil? por cada hijo menor de edad; más, hasta los siete años los niveles Sisbén 1 y 2 reciben nutrición para crecimiento y desarrollo, tienen desayunos infantiles, programas de alimentación con desayunos y almuerzos previa inscripción en los centros escolares.

Clubes pre-juveniles y juveniles para manejar su tiempo libre, tienen asistencia materno- infantil para madres gestantes, lactantes y niños hasta seis años para programas de bienestarina y otros alimentos, para los del Sisbén 1 y 2.

El patriota raizal ve pasar todo delante de sus narices, pero como él es un pobre propietario no califica para recibir ayuda de los programas y subsidios oficiales.

Y sus propiedades se le van de las manos para darle educación universitaria a sus hijos, para pagar gastos en salud y últimamente para poder comer.

Estatuto Raizal

Mucho ha cambiado para el peor estar de los nativos. Con la Constitución de 1991 se previno establecer regulaciones para evitar este desequilibrio e inequidad.  A manera de ejemplos están los altos avalúos catastrales que injustamente ahorcan a los propietarios, cuando en buena parte se inflaron sus valores en los años ochentas y posteriores por efecto de la influencia del dinero proveniente del narcotráfico.

Tenemos que eximir de esta carga a los originarios y establecerles otras funciones a sus tierras eco-orientadas. Encontrar fórmulas para mantenernos como propietarios productivos.

Asumir por parte del Estado, llámese nación, departamento o municipio, la carga de la salud y la educación en todos sus niveles si queremos apoyar a los nativos.

Destinar todas las propiedades con extinción de dominio por tráfico de estupefacientes y por otras actividades ilegales dentro del archipiélago con una administración eficiente y trasparente de bienes muebles e inmuebles para la comunidad indígena de las islas.

Hay muchas formas y maneras en establecer herramientas para la protección de la etnia raizal como se hace en países como los Estados Unidos, Canadá, buena parte de Colombia y muchas otras partes del mundo.

Se requiere voluntad y reconocimiento para evitar la desaparición del patriótico grupo nativo y de su cultura.

Kent Francis James

Última actualización ( Sábado, 06 de Agosto de 2011 09:07 )