Sobre la Reserva de la Biosfera

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La gente se da perfecta cuenta que no hay mucho que ver y hacer. Por lo menos, algo que sea ingenioso y asombroso. Algunos regresan reprochando que ya el Hoyo soplador no sople, que la cueva de Morgan no sea más que una simple caverna, en fin, nada que no sepamos ya.

Esto, entre otras cosas, ha conllevado a que la industria turística local no haya alcanzado la estatura necesaria para competir internacionalmente ni sea la fuente vital del sustento económico de la comunidad con la que muchos sueñan.

A pesar de ser una Reserva de la Biosfera, una condición de grande privilegio, no ha sido posible que el turismo mejore en calidad y asiduidad. Y es sobre este respecto que me quiero referir.

El turista que viaja al archipiélago debe saber que va a una Reserva de la Biosfera desde el momento en que adquiera su tiquete de avión, ya sea en agencias de viajes o por la Internet o en el aeropuerto.

Durante el vuelo las tripulaciones de las aerolíneas deberían dedicar un momento para referirse al tema. En el aeropuerto debiera haber una gran valla o un gran monumento que indique dicha condición.

También se debería entregar a cada recién llegado un folleto ilustrado mientras pasa los controles de la Occre. O algún otro elemento auténtico que lo familiarice con la Reserva. En las calles y las avenidas y la circunvalar no deberían faltar avisos, pasacalles, vallas, etc. En la recepción de los hoteles, en las habitaciones de los mismos, y en cada lugar al que llegue, no ha de faltar una alusión al respecto.

En fin, pienso que la condición de Reserva de la Biosfera que poseen las islas no ha tenido la exposición y la trascendencia mediática necesaria tanto a nivel nacional como mundial para ser parte del imaginario colectivo, razón por la cual el turista que nos visita no se interesa en el tema y cuando regresa a su lugar de origen habla poco del mismo. Incluso, ni lo menciona. Lo cual no ocurre con él que va a Nabusimaque, en la Sierra Nevada, o a Galápagos.

La campaña de divulgación y promoción de la condición de Reserva de la Biosfera de San Andrés y Providencia debe ser masiva, explícita, y permanente. De lo contrario, no servirá de nada a los intereses de conservación y protección que implica. Como las cosas bonitas, hay que mostrarla.

Por Nadim Marmolejo Sevilla

COLETILLA: “Quien acumula amigos está más cerca de la eternidad”.