"Recuperación con integridad"

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La corrupción puede tomar formas distintas ya que no solo está relacionada con robar o sustraer fondos públicos, ni tampoco es exclusiva de políticos; también lo es el funcionario público aprovechando su acceso a los recursos públicos y al poder.

El problema de la corrupción es tan gravoso y extendido que la ONU desde el 2003 celebra el Día Internacional contra la Corrupción, con la intención “de frenar y eliminar en todos los países miembros los actos corruptos por parte de funcionarios que se aprovechan de un cargo de poder para enriquecerse a costa de los demás”.

Se sabe que la corrupción aumenta en tiempos de crisis como el actual, pues es cuando se requiere que los gobiernos tomen decisiones rápidas y aceleren los procesos de ayuda a las familias y a las empresas, exponiéndose a un descuido en los procesos de control para que todo se haga con la máxima transparencia.

La celeridad y eficiencia de declaratoria de emergencia y el desvío de los dineros a bolsillos particulares contrasta con la pasmosa lentitud e ineficiencia de los entes de control. Para Transparencia por Colombia (TC), la Contraloría Departamental está en nivel de riesgo medio.

Para el caso colombiano, el Covid-19 fue el pretexto perfecto para abrir sin pudor la caja de la corrupción manifestada en dos temas muy sensibles para la sociedad como son la salud y la educación, conforme los denuncia el catedrático e investigador Armando Arboleda Riascos.

Con respecto a lo educativo, afirma que “Aunque lo tapen con palabrerías como educación en casa, educación asistida, educación virtual, entre otros, la verdad no había ni hay todavía la preparación tecnológica ni humana en la escuela para pensar que se pueden garantizar aprendizajes mediados por tecnologías de la comunicación, menos cuando la mayoría de los mismos docentes y directivos andan perdidos en los vericuetos de las plataformas”.

El collage colombiano de la corrupción tiene nueve fotos para mostrar: Reficar, el cartel de la hemofilia, Interbolsa, Saludcoop, Fidupetrol, Odebrecht, Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE), el carrusel de los contratos y el Programa de Alimentación Escolar (PAE), los cuales implicaron la pérdida de unos 7 billones de pesos. Uno de los casos más dolorosos es el que tiene que ver con el PAE, tomando visos macabros cuando se dio a conocer cómo durante dos años un proveedor vendió carne de burro y caballo a dicho programa en Santander.

En este Departamento Archipiélago no podemos arrojar la primera piedra, pues no debemos olvidar la triste experiencia con los tres últimos gobernadores. Por otra parte, de acuerdo con TC nuestro Departamento encabeza la lista de las 10 gobernaciones con alto nivel de riesgo de corrupción.

De las varias consecuencias que nos deja la corrupción, se resalta: mayor impunidad, bajo nivel educativo, mayor corrupción y la perpetuación del modelo de subdesarrollo.

Este año se propuso como lema para la celebración del Día Internacional contra la Corrupción el 9 de diciembre: ‘Recuperación con integridad’, porque como dice la ONU solo con integridad (“Una persona íntegra es aquella que siempre hace lo correcto”) podremos salir de la crisis de la corrupción, y esta solo se consigue gracias a una Educación de Calidad; también se pide a los gobiernos y medios de comunicación (“se supone que están para controlar e informar a la opinión pública”) no hacerse los de la vista gorda ante la corrupción.

La integridad, como valor que es, debería estar presente en el quehacer docente de manera permanente y recibir la mejor atención posible, tanto más cuanto que es uno de los objetivos de la Educación en Colombia; pero como en las demás áreas del conocimiento, el desempeño es mediocre y ahí están las consecuencias.

Para rematar, con la escuela cerrada y sin visos de una apertura pronta, no se guardan muchas esperanzas de una recuperación ética y moral de nuestros niños de modo que conformen una sociedad honesta y fuerte contra la corrupción.