Apagón virtual

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OSWALDO.SANCHEZ.lapiz.jpgEl pasado 4 de agosto la Junta Directiva nacional de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) dio a conocer sus 18 ‘conclusiones’; entre ellas, la de “Convocar a paro nacional virtual de 48 horas, durante los días 12 y 13 de agosto del año en curso”.

A guisa de entremés lingüístico me referiré de antemano al vocablo: conclusiones, utilizado en la Circular N° 17 de Fecode a sus filiales.

Conclusión (del latín conclusĭo cierre o final) “es la última parte de un argumento, un estudio o una disertación. En ella se espera que las premisas y el desarrollo del pensamiento conduzcan a establecer algo como cierto, como válido o como posible, siempre en conformidad con lo explorado y establecido previamente”.

Por eso, no hay manera de entender, por ejemplo, que “Exigir garantías y protección para el ejercicio de la actividad sindical” (conclusión 10), sea una conclusión. Sería tanto como decir que tras agria discusión el agresor concluyó propinando cinco puñaladas a la víctima. Precisamente, por falta de conclusiones se llegó hasta el extremo de las puñaladas o exigencias.

Retomando el tema que planteamos, Fecode, para justificar este ‘apagón’ de computadores, tabletas, celulares de miles de niños colombianos, esgrime nebulosas razones: que es “en defensa de la vida, la salud y la educación en condiciones dignas”.

También se debe tener en cuenta que de las 18 conclusiones solo una, la 17 (paro nacional virtual de 48 horas, durante los días 12 y 13 de agosto del año en curso) es de inmediata ejecución; las demás pueden esperar. Como en el arbolito de Navidad, las bolitas son de adorno. El inmortal Esopo lo dijo de otra manera en la fábula: “El lobo y el cordero en el arroyo”.

Solo es ver que seis ‘conclusiones’ de las 18 a las que llegó la Junta Nacional no tienen nada que ver con lo educativo (p.e: “Apoyar el establecimiento de la renta básica, como medida para establecer condiciones de una cuarentena con techo y sin hambre para un sector inmenso de los colombianos”); otras (7) solo benefician a los profesores, p.e: “Exigir al MEN (Ministerio de Educacación) como Fideicomitente, Fiduprevisora y los contratistas el derecho a la salud integral, con dignidad y oportunidad para el magisterio y sus familias”. Unas más (2) universalizan las exigencias a todo lo educativo, p.e: “Solidarizarnos con la lucha que libra el movimiento estudiantil universitario exigiendo matricula cero”. Finalmente, (hilando largo) están las que tocan el tema educativo de los niños que les confiaron (3), como: “Fortalecer la decisión de no a la presencialidad educativa bajo la modalidad de la alternancia, (…)”.

Dicho lo anterior, quisiéramos contrastar las dos caras de la medalla (Fecode Vs MEN) y tratar de hallar la validez del apagón virtual ordenado por la Junta Directiva Nacional. Nos referimos a la conclusión 17 y sus cuatro “motivaciones subsiguientes”.

En la primera “motivación subsiguiente”, Fecode pide el “No al retorno a las clases presenciales mientras esté amenazada la salud y la vida por la pandemia”. Al respecto, la Ministra recordó el pasado 12 de agosto cómo “el Ministerio de Educación Nacional elaboró los lineamientos (…) para orientar el retorno gradual y progresivo a la presencialidad en las aulas”. ¿Lo habrán leído los docentes?

En la segunda, pide la “Derogatoria de la Directiva Ministerial No. 11 del 29 de mayo de 2020”. Si en esta Directiva se dan “Orientaciones para la prestación del servicio educativo en el marco de la emergencia sanitaria por el Covid-19” relativas al trabajo académico en casa, al retorno gradual y progresivo a los establecimientos educativos y a la organización de los Calendarios Académicos 2020, al rechazarla ¿debemos entender que durante el resto del año y hasta que dure la pandemia seguirán los docentes sin hacer nada y los niños en la calle?

Con la tercera “motivación subsiguiente” se pide “declaratoria de una Emergencia Educativa que garantice las actividades escolares no presenciales”, ratificando a la vez la posición de negarse a entregar las guías de trabajo para los estudiantes. (Conclusión 15). Si esa es la posición, entonces debe entenderse que la “emergencia educativa” son los docentes.

Como la cuarta “motivación subsiguiente” se trata del “Cumplimiento pleno de los Acuerdos”, esto va para largo. Es que desde los tiempos de “la marcha del hambre” (1966) vienen pidiendo lo mismo y el gobierno haciéndoles el baile del indio.

Por el bien de nuestro país, de este territorio y todos sus niños ojalá se hiciera realidad el deseo de la Ministra: “Juntos, con todos los miembros de la comunidad educativa, las autoridades y las familias debemos continuar trabajando de manera responsable para generar sinergias que permitan tomar las mejores decisiones en la prestación del servicio educativo, la formación y el aprendizaje para todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes del país, bajo condiciones de protección de la salud y la vida”.

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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresen.

Última actualización ( Sábado, 22 de Agosto de 2020 17:51 )